Escaso margen para derogar el decreto

La derogación del decreto de la enseñanza en gallego, junto al cambio de coche oficial, es una de las pocas medidas que parece claro va a tomar el futuro presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Después de utilizar la promesa como ariete contra una supuesta "imposición del gallego" por el Gobierno bipartito, la concreción de echar abajo la normativa todavía está en el aire. "Su voluntad de derogarlo es firme", aseguran fuentes cercanas a la ejecutiva del Consello da Cultura, con la que ayer se encontró.

Pero el nuevo Gobierno deberá afrontar un proceso complejo para cumplir lo prometido. Ya que la aprobación el decreto en vigor implicó la inmediata derogación del de 1995, votado por los tres partidos del Parlamento, al anular el actual habría que presentar uno que lo sustituya. No es posible restaurar, sin más, el de 1995, entre otras cuestiones debido a los cambios curriculares habidos desde entonces.

La elaboración de un decreto suele tardar dos o tres meses. Y aunque el mecanismo de urgencia podría reducir el período a mes y medio, el trámite incluye el paso por la mesa sectorial, donde coinciden los sindicatos representantes del personal escolar. Una vez de vuelta, debe pasar por la asesoría legal. El trayecto se repite con el Consello Escolar y con el Consello Consultivo.

Si la nueva orden, y así ha insistido Núñez Feijóo en que lo hará, cambia los idiomas de las denominadas asignaturas troncales, esto afectará, además, a la orden de gratuidad de los libros de texto, que se publica cada mayo. El decreto no llegaría a tiempo de que exitiesen textos adaptados a las nuevas indicaciones para 2009-2010. El desarrollo legal de 2007 se había negociado, además de con los tres partidos, con editores y libreros. Y a pesar de que el bipartito lo sometió a votación parlamentaria, el Gobierno puede optar por no hacerlo.

El ejecutivo de Núñez Feijóo no tomará posesión antes del 15 de abril. En el programa electoral del PP figura un la aprobación de la nueva norma "se hará propiciando un amplio consenso". Con los plazos sobre la mesa y el horizonte prometido del próximo curso, el equipo del PP que asuma la Consellería de Educación no cuenta con mucho margen de maniobra.