_
_
_
_
Reportaje:MUCHA CALLE | Campo de las Naciones

El parque de los señores con traje

Maletines, prisa y charlas en inglés en la zona de negocios junto a Ifema

Los dineros van por barrios. En el Campo de las Naciones se oyen murmullos que uno no sabe a qué se refieren.

-Si tienes más experiencia no llegas a un punto así nunca.

Habla un señor de gomina y pelo hacia atrás. Comenta la historia con tono de enfado a otro que baja la cabeza. Los dos enchaquetados, por supuesto. El metro cuadrado aquí obliga a ser (o parecer) importante. Trajes que no se mueven de la discreta paleta azul-negro-gris y corbatas que van del oscuro al rojo más atrevido con el que un hombre espera el autobús. Uno se apea del metro y lo que ve es un cartel: "Avenida de la capital de España, Madrid". Como si la segunda parte, después de la coma, fuera necesaria.

El Campo de las Naciones es, en sentido estricto, poderío y esto: Ifema, la Feria de Madrid, el Palacio Municipal de Congresos (diseñado por Ricardo Bofill), cuatro edificios de oficinas que se reparten como en un pastel Génesis Seguros, Bull, Johnson & Johnson, CEPSA y otros tantos de oficinas compartidas.

Las cuatro torres miran por encima de sus hombros de vidrio
El recinto concentra 80 ferias al año en las que participan 42.000 empresas
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La autorreferencia de una ciudad como ésta, que quiere ser cosmopolita a veces, se muestra en el lema olímpico Madrid 2016. Ciudad candidata. Por si fuera poco, existe un horizonte de edificios de cristal, orgullosos de sí mismos, y al fondo, una enorme escultura de Juan de Borbón, el padre del Rey, con chorros de agua que dan impresión. Detrás, las Cuatro Torres, el nuevo downtown, miran por encima de sus hombros de vidrio.

Aquí se nota dinero. Que se mueven hilos. La zona ha sufrido dos atentados de ETA. El último, el 9 de febrero de este año, cerca del edificio de Ferrovial, empresa adjudicataria del AVE en Euskadi. La explosión no causó heridos. Otro 9 de febrero, esta vez de 2005, otro coche bomba provocó lesiones a 43 personas y daños materiales.

Zona en alerta constante. Una fila de nueve taxis lleva diez minutos esperando. Tres taxistas se dan palique y miran hacia atrás de vez en cuando. José María empieza, medio de chuflas, medio en serio: "Sí, hay trajín de gente, pero no estamos de acuerdo con el metro que ha puesto Gallardón. Antes estábamos todos que ganábamos dinero y comprábamos fincas de regadío y todo. Ahora tengo un apartamento en la playa y no sé si venderlo o no". Arturo le sigue: "Y los periódicos hablando de crisis estáis bajando la moral a todos. Eso ponlo". Queda Hilario: "Aquí hay señores ricos y no ricos. Lo que sí hay es señoras que están ricas". Los tres ríen como si fuera un espectáculo que ya tenían preparado.

Las prisas van por Ifema, que bien podría ser un aeropuerto. En su interior, Madrid sigue con sus referencias a ella misma: "The warmest business climate in Europe" ("El clima de negocios más cálido de Europa"). El folleto muestra las bondades de los negocios en la capital de la octava economía del mundo. Cifras, porcentajes y fotos bonitas.

Es hiperbólico. Ifema concentra unas 80 ferias anuales donde participan 42.000 empresas y recibe 4,5 millones de visitantes. Según el informe del Observatorio Ferial Europeo CERMES, ocupa el primer lugar en el continente en organización de ferias. Un abismo con 1985, cuando la nada era todo. Entonces se decidió localizar cerca de Barajas un Madrid cosmopolita.

Run, run, run... Una furgoneta con teléfono 902 aparca y sale Mauricio, ecuatoriano, con pelo de punta y sudadera moderna. "Trabajo en una empresa de mercancías, repartiendo sobres. Hoy me ha tocado por aquí". Cierra un ojo por el molesto sol. "Entrada 3 o 4", escupe el walkie de un operario de Ifema. Entran coches, taxis y personas. Pep y Ramón, chaquetas que no falten y maletas de viaje, hablan en catalán y cuentan las horas que les quedan. Luego se tendrán que ir al aeropuerto.

Pues, precisamente, otro joven con pinta de importante sale del Palacio de Congresos con su maletín. Se llama Luis Felipe y pertenece a la empresa Albeldia Interactiva. Ha venido a ofrecer información sobre medios de pago tecnológicos a empresas de tecnología. Negocio conceptual de hoy. ¿Y cómo va? "Ahí, poco a poco". Frunce el ceño, lleva corbata roja y se va por la calle de Estrasburgo. Cerca están la de la Ribera del Sena, la de Amberes... Y zonas verdes. Y más trajes. Ah, claro, Europa.

Los idiomas. Un joven en la treintena habla en inglés sentado en un banco. Está en la rambla repleta de flores de la avenida de la capital de España, Madrid. Otro busto, éste más pequeño y dedicado a Melvin Jones (1879-1961), fundador de la Asociación Internacional de Clubes de Leones, una entidad que presta servicios humanitarios en todo el mundo a personas necesitadas y en casos de desastres mayores, según su página web. "Nosotros servimos", se lee.

Los dineros van por barrios, o no. "Hola, por favor, pido una ayuda para un café". Es un hombre serio, con el pelo hacia atrás, canas, gafas, chaqueta de cuero negra, gesto impertérrito cuando habla. Uno ya no sabe. Cruza y su reflejo va desapareciendo, de forma intermitente, de los cristales gigantes.

Edificios en la calle de Amberes, en el Campo de las Naciones, junto al recinto de la Feria de Madrid.
Edificios en la calle de Amberes, en el Campo de las Naciones, junto al recinto de la Feria de Madrid.CARLOS ROSILLO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_