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Reportaje:

Bach cede el testigo a Chopin

Musika Música cierra su octava edición con más de 28.000 entradas vendidas - El festival estará dedicado en 2010 a los románticos

A las ocho de la tarde de ayer todavía sonaba la música de Bach en el Palacio Euskalduna, en Bilbao. Eran los últimos conciertos del festival Musika Música que cerró su octava edición, dedicada al maestro del barroco alemán con el título Bach is Back, con más de 28.000 entradas vendidas. La cifra es similar a la de 2008, con lo que todavía no se ha alcanzado el récord de 30.000 espectadores registrado un año antes, incluso con menos conciertos. Antes de echar el cierre al festival dedicado a Bach, Musika Musica ya anunció que la próxima edición estará dedicada a la música de Frédéric Chopin y sus coetáneos del movimiento romántico.

La organización estaba ayer satisfecha de los resultados alcanzados con el Bach is Back. Aunque a mediodía de ayer todavía se podían adquirir entradas para los conciertos de la Akademie für Alte Musik Berlin y Capella Amsterdam interpretando el Magníficat y la cantata Gloria in excelsis Deo, y el pianista Boris Berezovsky con las Variaciones Goldberg, el festival colgó el no hay billetes en más de 40 conciertos, un 70% del total.

Las entradas se agotaron en 40 conciertos, el 70% de la programación
Un equipo de 12 especialistas han afinado los instrumentos barrocos

La música de Bach, de quien el escritor rumano Emil M. Cioran dijo que "es la única razón para pensar que el Universo no es un desastre total", consiguió que en Musika Música apareciera el tipo de espectador que repite varios conciertos en la misma jornada, como ocurre en Nantes, en La Folle Journée, el festival que está en el origen del maratón de música clásica de Bilbao. "Su preocupación es que un pequeño retraso en un concierto, les impida llegar a la siguiente actuación", decían en la organización.

Las estrellas del programa fueron los instrumentos barrocos originales -timbales, laúdes, violas y claves- trasladados desde distintos puntos de Europa para el festival, a los que se sumaron seis órganos positivos, de fabricación reciente pero con una sonoridad similar a las piezas antiguas.

La sensibilidad de los instrumentos barrocos a los cambios de temperatura y humedad ha obligado a contar con un equipo especializado de 12 afinadores, que garantizaron su puesta a punto en el palacio Euskalduna. Al frente de ellos estuvo Laurent Soumagnac, que, además, era el propietario del más antiguo de los 15 claves que han sonado en el festival, 13 simples y dos de doble teclado.

El clavecinista Pierre Häntai fue el encargado de tocar la joya propiedad de Soumagnac, un instrumento cuyo incierto origen se remonta a finales del siglo XVII. En 1748 fue completamente restaurado en Lyon y desde entonces se puede seguir su pista hasta llegar a sonar bajo las manos de Häntai. Soumagnac invitaba al público a imaginar los escenarios en los que el clave ha sonado en sus más de 300 años de historia mientras sonaba en Musika Música, por ejemplo, la Suite inglesa para clave número cuatro. "Es magia", decía.

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