Volar sin precio
Una compañía aérea de bajo coste insertó hace unas semanas en los periódicos un anuncio en el que ofrecía vuelos a tres euros. Se trata de la parte más agresiva de la estrategia comercial de las líneas low cost, que han llegado a ofrecer billetes por unos céntimos. Gracias a estas empresas, la navegación aérea se ha convertido en un medio de transporte masivo a precios asequibles.
Este modelo empresarial en el sector aéreo surge gracias al bajo precio del petróleo y al amparo del desarrollo de las nuevas tecnologías que han permitido que el ciudadano gestione sus propias reservas, comparando precios y buscando las mejores opciones, más acordes con sus intereses. En definitiva, eliminando intermediarios. Además, las low cost han sido capaces de ofrecer sus bajos precios reduciendo servicios durante el vuelo, optimizando los recursos en tierra o empleando como base aeropuertos alternativos.
Sin embargo, sus ofertas publicitarias han deparado desagradables sorpresas para los usuarios. Las compañías aéreas han sido sancionadas por la Administración porque sus precios publicitados no se corresponden con el precio final que paga el consumidor, a pesar de que la normativa vigente obliga a que así sea. El usuario debía sumar a la oferta gastos adicionales, como el de emisión de billete o tasas aéreas. Tras las sanciones, las compañías se están curando en salud añadiendo un "desde" al precio ofertado, el más reducido de los puestos a la venta, aunque se trata de apenas una docena de plazas. A partir de ahí todo vale, y el bajo precio se convierte en un mero reclamo publicitario que poco tiene que ver con el precio medio de los billetes emitidos.
Está claro que el vuelo en oferta continúa siendo el argumento comercial de las low cost. Pero vivimos tiempos de ajustes. Y estas compañías son especialmente sensibles a los cambios en las condiciones del mercado. Así que el truco comienza a destaparse con el cobro de "nuevos servicios", antes incluidos en el precio del billete, y que se "extraen" de su importe, se presentan como adicionales, para acabar pasando factura al consumidor.
Si bien las low cost han supuesto una revolución en el sector aéreo, su modus operandi traspasa en ocasiones los derechos consolidados de los viajeros y transgrede la normativa en materia de protección de los consumidores.
José Angel Oliván es presidente de la Unión de Consumidores de España (UCE).
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