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Un electricista inicia una huelga de hambre porque le deben 500.000 euros

El instalador teme quedarse sin casa si los proveedores piden el embargo

Óscar Carrasco, propietario de una empresa instaladora, lleva tres días en huelga de hambre en Les Borges Blanques (Les Garrigues) para reclamar más de 500.000 euros que presuntamente le debe un constructor. Carrasco está dispuesto a llevar la protesta hasta las últimas consecuencias. "Aguantaré lo que pueda aguantar una persona, pero si no me pagan, me tendrán que sacar de aquí con los pies por delante", afirma.

Carrasco, de 40 años, se considera una víctima más de la crisis que afecta a la construcción, pero con ingredientes añadidos que hacen que esté viviendo un auténtico calvario. Su empresa, Inreco SCP, se dedica a todo tipo de instalaciones y en el año 2007 empezó a trabajar en un edificio de 50 viviendas de protección oficial promovido por Visoren, que se desvincula del impago. La obra está prácticamente acabada, pero Carrasco acusa a la constructora subcontratada por Visoren y que requirió sus servicios, Lucky Best Business, SL, de negarse a pagar su trabajo, consistente en la instalación de agua, luz, gas, calefacción y desagües.

Desde el domingo por la noche Carrasco está instalado en su furgoneta aparcada frente a la obra y desde entonces sólo ha ingerido agua. Carrasco explica que, además de haberse quedado sin dinero y empleo, puede perder su vivienda si sus acreedores le embargan sus bienes.

"Al principio la constructora pagaba con normalidad, pero en agosto dejó de hacerlo. Desde entonces no he visto ni un euro", señala Carrasco, que acusa a Javier Caparrós, gerente de Lucky Best Business, de haberle tendido una trampa para eludir los pagos. "Un día me dio unos pagarés y a continuación se fue a la policía para denunciar que me los había entregado bajo la amenaza de un arma de fuego. Estuve un día y medio detenido junto con mi socio Juan Manuel Reyes y él lo aprovechó para echar a todos nuestros trabajadores de la obra y quedarse con todas las herramientas", cuenta.

Caparrós da una versión totalmente diferente. El empresario mantiene que pagó según lo acordado por contrato y agrega que el 13 de noviembre Carrasco y dos trabajadores más de su empresa lo secuestraron durante una hora y media en la ermita de Sant Salvador, en las afueras de Les Borges Blanques, lo encañonaron con una escopeta de caza y le obligaron a firmar pagarés por 238.000 euros.

Las diligencias del caso están siendo instruidas por un juez de Lleida, que dejó en libertad con cargos a los presuntos extorsionadores, a quienes los Mossos d'Esquadra no intervinieron arma alguna cuando fueron detenidos. Caparrós asegura, además, haber pagado a Carrasco 400.000 euros en cheques nominativos y haberle adelantado otras cantidades.

"Estoy en la ruina, sin dinero, sin trabajo y sin posibilidad de encontrar otra obra porque debido a la denuncia falsa tengo que comparecer en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes. No tengo paro porque soy autónomo y mi mujer no puede trabajar porque tenemos un niño con un 80% de discapacidad y tiene que estar a su cuidado", lamenta Carrasco. Fuentes del sector explican que esta obra ya se subcontrató con anterioridad a otra empresa, que desapareció sin pagar a sus proveedores y para la que también trabajó Carrasco.

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