Dimitir en España
En España la dimisión de un alto cargo político no es una práctica habitual (salvo en contadas excepciones). Por mucho que la oposición del momento lo exija, o tal vez precisamente por eso.
Ahí tienen, por poner algunos ejemplos, al ex ministro de Defensa Federico Trillo, actual responsable de Justicia del PP, ¿dimitió después del accidente del tristemente famoso Yak-42? O al ex ministro de Fomento Álvarez-Cascos, ¿dimitió por irse de caza aquel fin de semana, mientras el chapapote del Prestige amenazaba con arruinar las costas gallegas? O al ex presidente de la Xunta Manuel Fraga, que también estaba cazando ese mismo fin de semana con dos de sus conselleiros.
Muchos hemos juzgado y condenado al ministro de Justicia, Fernández Bermejo, por haber ido de cacería en circunstancias de todos conocidas. Por esa inoportuna y lamentable acción, por respeto a la ciudadanía, a su partido y a sí mismo, no porque lo pide el PP, el ministro Bermejo ha dimitido.
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