Sin noticias de la crisis

A Laguardia no ha llegado la crisis económica omnipresente, que mantiene en vilo al resto del mundo. La floreciente capital de la Rioja alavesa, milla de oro de la vitivinicultura española, asiste con preocupación, pero sin angustia, al aumento del índice de desempleo, al cierre de empresas, a la aparición de términos como deslocalización, ERE o suspensión de pagos. En esta localidad feudo del PP, pero gobernada desde 2007 por el PNV, no hay paro. Es más, se necesitan trabajadores para las tareas de poda de los viñedos, más intensa en estos días después de meses de crudo invierno.

El turismo, otra de las bazas económicas de la villa alavesa, también ha resucitado con la llegada del anticiclón. "Este fin de semana pasada, se llenaron los hoteles del pueblo. Hasta en este aspecto parece que vamos a tener suerte, porque la tendencia se inclina hacia el turismo de cercanía", reconoce la alcaldesa peneuvista, María Jesús Amelibia. "No vivimos en el sobresalto, pero no sabemos lo que deparará el futuro, aunque las previsiones son esperanzadoras".

Laguardia reúne un 10% de las bodegas de la Denominación de Origen Rioja

El pueblo necesita mano de obra para la poda de los viñedos tras el invierno

El cambio que ha sufrido la Rioja alavesa en este último cuarto de siglo no tiene parangón en el resto de Euskadi. De zona deprimida, dedicada básicamente a la agricultura, con una fuerte emigración, se ha convertido en una comarca en expansión, en la que no sólo se mantiene la población, sino que ha aumentado. En Laguardia se ha pasado de 1.400 habitantes en 2000 a cerca de 1.600 en la actualidad, sin contar los residentes temporales.

El municipio es más que viñas, bodegas, hoteles y restaurantes. El periodista Juantxu Martínez, que compagina su trabajo en Radio Rioja Alavesa y en la revista de la comarca, Berberana, recuerda la extensión y la diversidad. "Son más de 80 kilómetros cuadrados, desde Logroño hasta el pie de la Sierra de Cantabria, en donde se encuentran los principales centros de trabajo público y privado de la zona: el polígono industrial de Casablanca y el Hospital de Leza".

En efecto, la cercanía a la capital riojana llevó ya hace unos lustros a que la Diputación de Álava impulsara una zona para empresas, aprovechando la fiscalidad beneficiosa que ofrecía el Concierto Económico. Allí, en el polígono de Casablanca, estableció su sede central Ramondin, la principal empresa fabricante de cápsulas de botellas de vino del mundo, en donde trabajan unas 300 personas.

La localidad concentra un 10% de las cerca de 600 bodegas de la denominación de origen Rioja. Desde las emblemáticas Viña Real, del arquitecto Phillippe Mezieres, o Ysios, de Santiago Calatrava, hasta las selectas Viña Contino, Campillo o la recientemente inaugurada Viñedos de Páganos, de la familia Eguren. Sin olvidar las pequeñas bodegas familiares, como El Fabulista, ubicada en el centro del casco histórico de la localidad, en la que fue residencia del famoso escritor Félix María de Samaniego.

"La calidad de nuestros vinos ha permitido la bonanza económica, ahora tenemos que digerirla", comenta José Luis Anda, el único parlamentario de la localidad y candidato a la alcaldía por el PSE. En su opinión, que suscribe la alcaldesa al cien por cien, Laguardia necesita ponerse al día con un nuevo centro de salud (ya en marcha), mejores aparcamientos y un lavado de cara de las calles de uno de los cascos históricos más interesantes de Euskadi. El parlamentario socialista incorpora otra medida urgente: la ordenación del territorio. "Esta bien que se construyan bodegas, pero con responsabilidad en la concesión de licencias. En la actualidad, todos los proyectos en marcha están parados y sin visos de llevarse a cabo", apunta.