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Reportaje:

Arte sagrado que habla de África

La galería Kalao expone en Bilbao piezas antiguas procedente de países subsaharianos - La colección pertenece al marchante Carlos Olivares

Una máscara procedente de Gabón, realizada en madera y pintada de blanco, colocada en el escaparate de la galería Kalao, en el Casco Viejo de Bilbao, es el reclamo de una exposición de arte antiguo africano, que reúne una treintena de piezas realizadas por artistas subsaharianos de una veintena de culturas diferentes. La máscara que se ve desde la calle, utilizada en la institución de la justicia tradicional de la comunidad fang, similar a las que inspiraron las Cabezas de Modigliani, está vinculada como el resto de la exposición a rituales y manifestaciones sagradas.

Las piezas que conforman Formas de lo sagrado en el arte antiguo proceden de la colección del marchante de arte Carlos Olivares, experto en arte religioso animista que ha adquirido buena parte de sus obras en largos viajes por África. En la exposición dominan las máscaras talladas en madera. "Las máscaras son la materialización de una potencia espiritual, inseparables de la danza que ayuda a entrar en trance", explica el director de Kalao, Jesús Ahedo.

Junto a las máscaras de madera está expuesta una realizada en Nigeria con la técnica de fundición de bronce a la cera perdida, datada en el siglo XIX. Otras piezas son figuras humanas que representan a antepasados, relicarios, instrumentos ceremoniales o lingotes de hierro utilizados como moneda. La mayor parte de las piezas han sido realizadas en el primer tercio del siglo XX o en el XIX, antes de que las comunidades africanas tuvieran contacto con la cultura occidental. "A partir de mediados del siglo XX ha caído la calidad de las obras debido al expolio de la colonización", señala Ahedo. "Los artistas jóvenes perdieron las referencias del trabajo de sus abuelos y se han visto obligados a trabajar con fotografías de las piezas conservadas en museos. Aún hay manifestaciones artísticas que perduran, a pesar de que el carácter sagrado de los ritos se ha transformado en expresiones folclóricas".

Las obras más antiguas de la exposición son dos piezas de terracota de pequeño tamaño, una cabeza funeraria de la cultura bura, de Níger, datada entre los siglos XII y XIV, y un recipiente de Mali, de la cultura djenné, realizado hace más de 400 años. "Son piezas arqueológicas, de pueblos que ya han desaparecido", precisa el galerista.

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