Un ejército de tertulianos
Más de 230 profesionales invaden la parrilla con argumentos para todo
Ingredientes: un plató, un moderador y un grupo de tertulianos. Preparación: agitar bien la información y mezclarla con muchísima opinión. Resultado: éxito seguro. Las principales cadenas han hecho acopio de esta receta y la preparan diariamente, y hasta varias veces. Política y corazón acaparan la mayoría de los debates. Además, un reciente estudio de la compañía Serfusión confirma que las tertulias esquivan los malos tiempos e invaden la parrilla de la mano de los nuevos líderes de opinión: los tertulianos.
Los desayunos de TVE, que dirige Pepa Bueno; 59 segundos (TVE-1), La mirada crítica y La noria (Telecinco), Espejo público y DEC (Antena 3) y Las mañanas de Cuatro son ejemplos de programas que no existirían sin el opinador y que ejercen gran influencia en una sociedad ávida de argumentos que adoptar como propios.
Al inicio se dudó de un género que mezclaba opinión e información
Serfusión calcula, excluyendo los programas del corazón, que en radio y televisión trabajan 230 tertulianos, que ocupan, sin embargo, 480 sillas. Esto se debe a la movilidad, ya que algunos llegan a ocupar cinco sillas en otros tantos programas. Por ejemplo, María Antonia Iglesias (La noria, La mirada crítica) o Carlos Carnicero (59 segundos, La mirada crítica, Hora 25, en la cadena SER) ocupan al menos cuatro sillas habitualmente. Algunos recorren programas de radio y televisión mañana, tarde y noche. La pregunta es: ¿cuándo tienen tiempo para leer y reflexionar sobre todo aquello de lo que hablan?
Cuando un asunto está de actualidad, copa las conversaciones de la calle. "A la gente le cuesta formarse una opinión y las tertulias son mercados de ideas que luego pueden adoptar como propias en la cafetería o el trabajo", afirma Eduardo García Matilla, presidente de Corporación Multimedia. "La gente deja que los tertulianos piensen por ellos; es como antes, que la gente se identificaba con el sermón que más le gustaba", corrobora Ramón Arangüena, periodista de Espejo público.
"La televisión necesita fieras, maestros de la esgrima verbal que puedan hablar de todo; no es tanto cuestión de la información que tengan como de su agilidad para crear debate". Màxim Huerta, copresentador del programa de Ana Rosa Quintana, define así el perfil del buen tertuliano.
En televisión no valen medias tintas. Concha García Campoy, directora de Las mañanas de Cuatro, explica qué busca en ellos: "Buenos analistas, que aporten información, tengan contactos y sean ideológicamente diferentes. Huyo de los gritos, pero tienen que saber discutir". No siempre es fácil encontrar el debate. Ángela Vallvey, escritora y contertulia del magacín matinal de Cuatro, matiza: "En temas que no vayan contra mis principios básicos puedo llevar la contraria, siento debilidad por las causas perdidas".
El género de la tertulia periodística nació en la radio. Un ejemplo son Los desayunos de Radio Nacional, que arrancaron en 1993 y un año después empezaron a emitirse simultáneamente en TVE. En los inicios, muchos dudaron del éxito de un género que distorsionaba la frontera entre información y opinión, recuerda García Matilla, "pero ahora, cuando hay problemas para encontrar géneros de éxito, la tertulia se consolida".
¿Información u opinión? Para Arangüena, en las tertulias hay al menos un 80% de opinión. Pero un factor es clave en este sentido: la televisión es espectáculo, y sin él no hay nada. Esto se acusa más si cabe en las del corazón. María Patiño, colaboradora de Dónde estás corazón, asume: "La televisión es espectáculo, me ha costado aceptarlo, pero lo he asumido".
Los personajes pesan más que la información. "Como en la ficción, en el debate debe estar el malo, el racional, el de derechas, el progre... Tienen que estar representados todos los tipos", asevera García Matilla. "Los tertulianos son tan listos que saben cuándo el fuego empieza a apagarse y cómo avivarlo, con un titular o una opinión para agitar al de enfrente", dice Huertas.
Aunque los colaboradores cobran, de media, entre 500 y 1.000 euros por aparición, las tertulias resultan rentables para las cadenas, que además llevan a sus participantes a más de un programa. "Es un género barato, que llena el tiempo con éxito en momentos de dificultades", asegura García Matilla. Los contertulios son, visto lo visto, un valor en alza. El estudio concluye que son "los nuevos intelectuales de la sociedad de la información".
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