Sorpresa renovada
La maquinaria de crear personajes femeninos perdurables de Álvaro Pombo sigue intacta. La María de Metro de platino iridiado compite con la innominada narradora de Donde las mujeres. Y ninguna de las dos nos anunciaba la llegada de Matilde en La fortuna de Matilda Turpin, ni tampoco, sobre todo, ese aire de duelo inconsolable que se abate sobre la novela. El meollo dramático no renuncia a cierta atmósfera de comedia, y ésta a su vez transige con maestría con las sutiles aflicciones de sus heroínas. Luego tenemos el dibujo impecable de los caracteres secundarios y la silueta y la trama social e intrahistórica en la que el escritor santanderino contextualiza sus historias: entre el tratamiento irónico, la multiplicidad irreverente de registros y la jugosa plasticidad de sus diálogos. Verdad artística, un sentido personalísimo de la verosimilitud que se nutre de lo inverosímil humano y cotidiano, completan una poética singular siempre dispuesta a la renovada sorpresa.
Virginia o el interior del mundo
Álvaro Pombo
Planeta. Barcelona, 2009
398 páginas. 20,50 euros
En Virginia o el interior del mundo, Pombo construye una historia de fidelidad al recuerdo imborrable de un amor de juventud. Un lazo indestructible entre la vida y la muerte, que mucho nos recuerda a esa secuencia final del cuento de James Joyce Los muertos. (En la novela se cita -no creo que de casualidad- a Henry James, que escribió sobre esta materia otra obra maestra de la literatura breve: El altar de los muertos).
Pombo recrea el Santander de los años veinte. La ciudad atlántica entregada al cultivo monárquico de Alfonso XIII, con la consolidación de la burguesía otrora rural devenida ahora comercial y creadora casi de servicios turísticos. En este contexto, urde una historia familiar a la sombra de una sorda lucha ideológica: la concepción materialista de la vida y la irrupción de un aire de radical espiritualidad. En medio se alza la figura de Virginia, mezcla rebelde de muchacha maravillada por las utopías socialistas y una Madame Bovary herida de una flagelante autoconciencia. A su lado no desmerecen el pretendiente positivista Luis Anselmo, el cultivado primo Gabriel y la pareja de espiritistas Leonora y Cayo Bárcena. Álvaro Pombo sigue siendo un maestro en el diseño y la descripción de las endogamias sociales y familiares. Ahora le ha sumado a este arte la intensidad deslumbrante de un amor secreto. La voluptuosidad del espíritu hecha carne en un recuerdo insoportable. Creo que fue el escritor inglés Samuel Butler quien dijo que los muertos vivirán siempre en los labios de los vivos.
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