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Reportaje:Elecciones 1-M

Azpeitia cambia sin Inaxio

Una aparente calma impregna el municipio tras el asesinato de Uria y el desalojo de ANV de la alcaldía - "La tensión ha bajado de cien a cero"

Mikel Ormazabal

Azpeitia es muy distinta desde el asesinato del empresario Ignacio Uria, de 71 años, vecino de la localidad y muy querido en su entorno. ETA le mató el pasado 3 de diciembre porque su empresa, la constructora Altuna y Uria, está trabajando en las obras de AVE vasco. Aquella muerte tan brutal alteró por completo la vida del pueblo, así en la calle como en el Ayuntamiento. Azpeitia es el primer municipio donde los demócratas han logrado arrebatar una alcaldía a los radicales.

No se ha cumplido un mes aún desde el día en que ANV fue desposeído de la alcaldía. Aquel 17 de enero, fecha en la que prosperó la moción de censura contra el alcalde Iñaki Errazkin, se vivió un pleno municipal de una tremenda tensión, como jamás había ocurrido. Los insultos y los gritos cargados de odio que se cruzaron los simpatizantes de la izquierda abertzale y del PNV fueron constantes. Todo hacía presagiar que, a partir de ese momento, el municipio iba camino de un enfrentamiento civil. Sin embargo, ha ocurrido lo contrario. "La tensión en el pueblo ha bajado de cien a cero", asegura un militante nacionalista que presenció la trifulca vecinal en el salón de plenos.

Julián Eizmendi, el nuevo alcalde del PNV: "Las cosas van por el buen camino"
"Algo se nos escapa de la calma de los radicales", afirma un votante nacionalista

El nuevo regidor, el peneuvista Julián Eizmendi, también opina que el ambiente se ha apaciguado, aunque prefiere ser prudente: "Todavía es temprano, pero las cosas van por el buen camino". No quiere hacer más declaraciones para "no prender la chispa" de la crispación.

Azpeitia se había resignado en los últimos años a convivir con un "choque permanente entre nacionalistas", apunta este militante. El asesinato de Uria puso el altavoz a esas rencillas. Destapó la traición de EA al PNV en 2007, cuando impidió que Eizmendi repitiera como alcalde y puso el cargo en manos de ANV. EA se rompió en dos, el PNV pasó a la oposición por primera vez y los radicales tomaron las riendas públicas.

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Todo saltó por los aires cuando Errazkin no se atrevió a condenar el atentado de ETA. Comenzó a fraguarse entonces el desalojo de ANV, que EA aceptó a regañadientes y terminó apoyando, según el edil Manuel Unanue, "por imperativo" de sus superiores.

A Errazkin le quitaron el bastón de mando a menos de 48 horas de las fiestas patronales. La tumultuosa sesión hacía presumir una jornada conflictiva. Pero la tamborrada fue "la más tranquila de los últimos años", se sorprende un vecino: "Hay algo que se nos escapa de la reacción de la izquierda abertzale. A lo mejor es porque quieren estar en las elecciones".

Antes de sonar la Marcha de San Sebastián a medianoche, el momento cumbre de la fiesta, se guardó un minuto de silencio por "todos los sufrimientos del conflicto vasco". Fue un acuerdo adoptado por todos los partidos cuando el regidor era Errazkin. En esta ocasión, rompiendo una costumbre muy consolidada, no subió ningún tamborrero al balcón consistorial para echar en falta a los presos de ETA. "No se registró ningún incidente en todo el día y hubo menos pancartas y carteles que nunca", asegura el mismo vecino. El alcalde, Iñaki Eizmendi, decidió no salir como tamborrero, después de 30 años seguidos haciéndolo, para "poner algo de mi parte y contribuir a rebajar la tensión", explica.

En el consistorio también se nota la calma. De las 30 localidades guipuzcoanas con más de 5.000 habitantes, Azpeitia es la única donde PSE y PP no están representados. Los 17 concejales son nacionalistas. Eizmendi está empeñado en "recuperar la convivencia" y anunciará la próxima semana cuáles serán sus líneas de actuación.

El coraje de la familia

"La familia Uría está muy unida, con mucha fuerza para salir adelante como sea". Así les ve una persona del entorno del empresario asesinado por ETA. Comenzaron reuniéndose todos los miércoles en el lugar donde fue abatido por los pistoleros, pero al cabo de cinco semanas decidieron llevar a cabo la protesta silenciosa de forma mensual, todos los días 3 de cada mes, para seguir reivindicando la memoria del empresario y condenar su asesinato.

También tuvieron el coraje de asistir al conflictivo pleno en el que se votó la moción de censura contra el alcalde de ANV. Uno de los hijos del fallecido, Josu, tres de sus hermanas y varios sobrinos fueron testigos de uno de los espectáculos más broncos y ofensivos protagonizados por los radicales. Estos comenzaron a vociferar a favor de los presos etarras para acallar lo que en ese momento estaban gritando los vecinos del PNV: "Inaxio, gogoan zaitugu" (Inaxio, te recordamos).

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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