Ya está bien
Pertenezco a ese grupo de católicos, incluidos algunos religiosos y sacerdotes seculares, "cabreados" con la postura intransigente, demagoga y antihumanista de nuestra jerarquía eclesiástica.
Entendemos que el amor al prójimo es el eje vertical del mensaje evangélico, por lo que nos resulta difícil comprender que, desde las opulentas estancias del Vaticano, despachen sobre la vida y la muerte de personas a los que no conocen ni el rostro ni el tamaño de sus sufrimientos.
Estamos hartos de la prepotencia de su autoridad en el nombre de Dios, de sus discursos dictatoriales, de la manipulación de las conciencias, de la perpetua condena a todo lo que suponga progreso científico.
Me apeo de esta Iglesia católica. En la organización más antidemocrática no tenemos voz.
Por si valiera algo, se me ocurre que podríamos elaborar una lista de firmas con los disidentes de nuestra jerarquía eclesiástica. Para que no nos confundan. Ya está bien.