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El Gobierno de unidad nacional toma cuerpo en Israel

Livni no consigue encontrar aliados y Netanyahu exige ser primer ministro

Propusieron Tzipi Livni y Benjamín Netanyahu un Gobierno de unidad nacional durante la campaña electoral. Horas después de cerrarse el martes las urnas, la candidata del liberal Kadima insistió en la iniciativa, siempre que ella fuera la primera ministra. Mientras, su rival del derechista Likud jugaba fuerte la carta de un Ejecutivo radical respaldado por partidos que superarían la mayoría absoluta y que podrían entenderse con el Likud, pero que entre ellos se llevan a matar.

Un auténtico galimatías al que sólo se ve una vía de escape: una alianza entre Kadima y el Likud. Juntos suman 55 escaños. Sólo tendrían que sumar los 15 diputados de Yisrael Beiteinu para conformar un Gobierno que en todo caso estaría muy inclinado a la derecha, pero que gozaría de un atributo muy apreciado por la opinión pública: la estabilidad.

"Ganamos la batalla, pero perdimos la guerra", admite un ministro de Kadima

Para no restar emoción a la disputa política, los dirigentes de Kadima no descartan mantenerse en la oposición y desdeñar su participación en un Ejecutivo encabezado por Netanyahu. Es muy pronto para atisbar el desenlace. Pero una vez confirmados anoche por el Comité Electoral los resultados de los comicios, el panorama comienza a despejarse, aunque las sorpresas en Israel nunca pueden descartarse. Livni cuenta con un escaño más (28) que su contrincante, pero no ignora que sus opciones de convertirse en primera ministra son casi nulas. "Ganamos la batalla, pero perdimos la guerra", declaró un ministro de Kadima.

Netanyahu sabe que excluir a Kadima y conciliar las exigencias de los laicos de Yisrael Beiteinu y de los integristas ultraortodoxos (16 diputados) sería un milagro. En ese Gobierno de extrema derecha, el jefe del Likud incluiría también a los partidos que representan a los colonos judíos de Cisjordania. Una macedonia que sólo acarrearía tensiones. Preferible la coalición con Kadima.

Pero hay más elementos que refuerzan la preferencia de Netanyahu por la coalición con Livni. El presidente de EE UU, Barack Obama, ha prometido implicarse a fondo en el conflicto con los palestinos, y si Netanyahu optara por la alianza con los extremistas, los roces con Washington tampoco gustarían al electorado.

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Y en éstas tercia el presidente palestino, Mahmud Abbas, temeroso de un Ejecutivo radical en Israel y quien se ha reunido en las últimas semanas con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y los primeros ministros italiano y británico, Silvio Berlusconi y Gordon Brown. Abbas les explicó: "Rechazasteis cooperar con un Gobierno de unidad palestina porque Hamás no reconocía a Israel ni renuncia al terrorismo. Deberíais adoptar una posición similar respecto a un Gobierno israelí que se opone a la creación de un Estado palestino". Si rechazan negociar, añadió, "deberíais imponer sanciones como las fijadas contra Hamás o contra el régimen del apartheid surafricano".

Escrutinio de votos en el Parlamento israelí.
Escrutinio de votos en el Parlamento israelí.EFE

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