"Con mano izquierda, todo se puede solucionar"
Fiaz Ahmad es paquistaní, trabaja como butanero y desde hace nueve años vive en el barrio de Artigues, en Badalona. Cada tarde juega al voleibol con una veintena de compatriotas. Al principio, andaban de plaza en plaza con una improvisada red a cuestas. Desde hace dos años disponen de una antigua pista de baloncesto municipal en desuso en la calle de Joan XXIII que les ha cedido el Consistorio.
Fiaz asegura que desde el Ayuntamiento han animado siempre a su comunidad a pedir lo que necesiten y ahora espera que algún día el barrio pueda disponer también de un oratorio. "Es difícil de explicar, pero para nosotros es importante rezar juntos. De momento lo hacemos en grupos, en nuestras casas", explica.
Esperanza en el barrio
La mayoría de vecinos que siempre han vivido en el barrio no se oponen a la creación de un oratorio musulmán, aunque reclaman que la instalación cumpla con las ordenanzas. Creen que los lugares de culto son un derecho, pero que también implican deberes. La Asociación de Vecinos de Artigues calcula que hay 1.800 musulmanes residentes en la zona, aunque piensan que podrían venir más de Sant Adrià y Santa Coloma, mientras que el oratorio actual tiene un aforo para 100 personas. "Hay que hacer las cosas bien, no podemos solucionar un problema para crear otro", comenta el presidente de la asociación, Ángel Vendrell.
Vendrell asegura que la polémica no les ha cogido por sorpresa, porque en torno a 2003 la llegada de inmigrantes fue masiva en el barrio. De hecho, su presencia resulta evidente, por ejemplo, en una de las avenidas principales de Artigues, la calle de Xile, una sucesión de carnicerías islámicas, peluquerías y locutorios regentados por inmigrantes. La convivencia ha transcurrido sin problemas, y como en otros puntos de Cataluña, ha crecido entre los vecinos la creencia -que muchas veces no es más que pura leyenda urbana- de que el Ayuntamiento no hace cumplir las ordenanzas a esos locales. "De todas maneras, con un poco de mano izquierda, todo se puede solucionar, que en realidad aquí somos pocos vecinos", señala Vendrell. Aunque a veces sienten que no son una prioridad para el Consistorio, huyen de la etiqueta de barrio estigmatizado. Están convencidos de que la Ley de Barrios supondrá para Artigues una gran transformación.
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