Universos paralelos en el PP
Para una vez que el Partido Popular parecía dispuesto a escarmentar a sus cargos públicos sospechosos de corrupción, resulta que todo fue un malentendido, fabricado con una ruidosa mezcla de improvisación, verbo confuso y desplantes típicos del "usted no sabe con quién está hablando". Resumamos el diálogo político de besugos: el alcalde de Boadilla del Monte, Arturo González Panero, del PP, aparece implicado en una trama de corrupción destapada por el juez Baltasar Garzón; ayer, lunes, el presidente del PP, Mariano Rajoy, informa en una conferencia de prensa de la renuncia del alcalde y añade que tal renuncia ha sido aceptada. Pero la sorpresa de verdad se produce a continuación: "No voy a poner el cargo a disposición de mi partido", asegura por la tarde el alcalde "dimitido" para pasmo general. Y se pregunta: "¿Por qué tengo que dimitir si ni siquiera he sido citado como testigo o como imputado por el juez Garzón?" -¿por higiene de la vida pública, tal vez?- y añade ese clásico amenazador: "No me voy a convertir en cabeza de turco de nadie".
No se recuerda un paso en falso más descacharrante desde las conversaciones del capitán Haddock con la carnicería Sanzot en varias de las aventuras de Tintín. Cierto, hay una lucha por el poder en el PP, la trama de espionaje en la Comunidad de Madrid ha llenado Génova 13 de ruido y furia, y la política española discurre con la ausencia total de la oposición parlamentaria; pero la tensión se alivia de vez en cuando con estos golpes de humor brechtianos. Como cuando González Pons acusa al PSOE de utilizar la fiscalía para hundir al PP. ¡Como si en el PP necesitaran ayuda para abrir vías de agua en la nave!
Hay una explicación para esta Babel, pero pertenece al género de la ciencia-ficción, variante Isaac Asimov. Rajoy y su equipo viven en un mundo; otros dirigentes del PP -entre ellos, González Panero- en otro. Son mundos paralelos, desconectados, con idiomas diferentes. Los móviles de un universo no suenan en el otro y las palabras, como dimisión, significan cosas diferentes. Al final de la tarde, cuando llega la dimisión, se hace dificil creer que alguien ha puesto fin a la comedia de enredo. ¿O va a seguir todavía?
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