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Obama busca el apoyo ciudadano a su plan económico

La propuesta del Gobierno de EE UU ha logrado el respaldo de tres republicanos

Antonio Caño

Frustrado por las dificultades para sumar a la oposición en un verdadero esfuerzo bipartidista para afrontar la crisis económica, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se dirigió ayer directamente a la opinión pública, su mejor recurso, para buscar apoyo a su plan de estímulo y recuperar la iniciativa política en un momento clave de la legislatura.

"Les prometí que si era elegido presidente haría todo lo posible para ayudar a esta comunidad a recuperarse, y por eso estoy aquí, para decirles que intento mantener mi promesa", dijo ayer el presidente a la población de Elkhart (Indiana), la ciudad del país más castigada por la crisis, con un paro superior al 15%.

Obama respondió a preguntas de los ciudadanos, les explicó con detalle las características de su plan económico, así como el efecto que éste tendrá en los problemas inmediatos de Elkhart, y les transmitió la necesidad de que el Congreso lo apruebe cuanto antes. "No podemos permitirnos esperar y ver. No podemos aceptar las mismas ideas fracasadas que nos llevaron a la situación actual y que el pueblo norteamericano rechazó en las elecciones de noviembre", dijo el presidente.

El presidente inicia una ronda de viajes para explicar sus medidas anticrisis

Después de tres semanas de fatigosa actividad en Washington en las que Obama dejó nota de su bisoñez, el presidente brilló de nuevo ayer, con todo su esplendor, rodeado de gente y con un micrófono en las manos. Lo mismo hará hoy en Florida y el jueves en Illinois. Antes, en hora de máxima audiencia televisiva, se enfrentaba anoche a su primera conferencia de prensa.

Está por ver el efecto que estas iniciativas pueden tener en el duelo político que se libra en Washington. Si no hay sorpresas, el Senado aprobará hoy el plan de estímulo (la Ley de Reinversión y Recuperación) por el exiguo margen de un voto. Sólo tres republicanos ha conseguido el Gobierno sumar a la mayoría demócrata, pese a las significativas concesiones hechas a la oposición en el texto que sale a votación.

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Tantas concesiones que el plan corre ahora el peligro de naufragar durante el proceso de reconciliar esa versión con la que hace 10 días aprobó la Cámara de Representantes. Tal como querían los republicanos, en el texto del Senado se han eliminado más de 100.000 millones de dólares (77.000 millones de euros) de nuevos gastos y se han añadido más de 60.000 millones de dólares de reducciones de impuestos.

Especialmente dolorosa para la izquierda del Partido Demócrata resulta la eliminación de los 40.000 millones de dólares que se entregaban a los Estados para el fomento de la educación, unos 6.000 millones más que se destinaban a la rehabilitación de escuelas públicas y una partida de más de 3.000 millones dedicada a la promoción del acceso a Internet en zonas rurales.

La Casa Blanca confía, al menos, en mantener unidas a las fuerzas demócratas a pesar de esas modificaciones en la ley, pero el camino legislativo aún pendiente -la conferencia de conciliación y la posterior votación en los plenos de ambas cámaras- no va a resultar sencillo, y el presidente, que quería firmar esta legislación al final de esta semana, puede que tenga que esperar un poco más.

Tantas dificultades para sacar adelante esta ley han dejado una sensación de que el liderazgo de Obama no es tan fuerte como se creía -sensación desmentida ayer por una encuesta de Gallup, que le daba un 64% de aprobación popular a la manera en que está manejando el plan de estímulo-, o bien de que sus esfuerzos para promover el bipartidismo se han estrellado con una oposición tozuda cuyo cálculo político le recomienda en este momento resistir.

"Conseguir pasar el plan con tres votos republicanos puede que sea un éxito del presidente, pero desde luego no es bipartidismo", ha declarado el ex candidato presidencial republicano, John McCain.

¿Quién es el responsable de la división? Obama ha hecho esfuerzos sin precedentes en aras del bipartidismo, incluida una reunión en el Capitolio con el grupo de la oposición y el nombramiento como ministro de un senador del ala conservadora del Partido Republicano -un senador, por cierto, que ha anunciado su abstención en la decisiva votación de hoy-.

La Casa Blanca se ha encontrado, sin embargo, en el Capitolio con dos partidos con una voluntad diferente. Los demócratas le añadieron a la ley tantas partidas polémicas y partidistas que hicieron parecer ésta una simple financiación del programa político de la mayoría. Los republicanos, por su parte, se han instalado en una posición extremadamente ideológica en la que cualquier nuevo gasto público es concebido como una violación de los principios fundacionales de este país.

Barack Obama, entre personal del <i>Air Force One</i> (el avión presidencial) a su llegada a Indiana.
Barack Obama, entre personal del Air Force One (el avión presidencial) a su llegada a Indiana.REUTERS

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