"Perder fue lo de menos"
El Rosario vuelve a jugar tras ser víctima de una agresión racista
"Perder fue lo de menos", convienen los jugadores. El Rosario Central de Catalunya, el equipo de Tercera Territorial de Barcelona que en enero sufrió una agresión racista por parte del Bada Bing, ha vuelto a la competición. El sábado jugó contra el Fort Pienc y perdió: 2-0. Ayer disputó un partido contra el racismo, ante un combinado de deportistas y políticos, organizado por Convergència. Empataron: 4-4. Llevaban tres semanas aplazando los encuentros. Recuperándose de las heridas físicas y, sobre todo, de las mentales.
De hecho, la intención del equipo era no volver hasta la semana que viene, pero el psicólogo que les ha tratado les recomendó regresar cuanto antes. "Han sido sesiones en grupo con jugadores, directivos y familiares", revela el presidente del Rosario, Ernesto Sukerman. Argentino como la mayoría de los jugadores de un equipo en el que hay deportistas de siete nacionalidades, ruega que se nombre al psicólogo, Josep Marí, "del Consejo Catalán del Deporte". Su trabajo ha consistido en "quitar los miedos", prosigue; "había chicos que no querían salir a la calle por miedo a encontrarse a un calvo. En otros casos, eran las mujeres las que tenían miedo a que jugaran sus novios".
Los calvos a los que se refiere Sukerman son los jugadores y el entorno del Bada Bing, a quienes se ha vinculado con los Boixos Nois, los hinchas radicales del Barcelona, aunque el propio grupo lo desmintió.
Además de haber sido suspendido de la competición por parte de la federación catalana, en el plano judicial, la policía ha detenido a siete jugadores o seguidores del equipo agresor. Tres están en prisión y uno de ellos, Valentín Moreno Gómez, ya fue condenado en 2003 como autor del denominado crimen de la Villa Olímpica.
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