Las cámaras erradican las denuncias contra los Mossos, según la fiscalía
La fiscal superior de Cataluña elogia la decisión del consejero Saura
Las denuncias por malos tratos contra los Mossos d'Esquadra en las comisarías de Cataluña han desaparecido. Cuando en abril de 2007 trascendieron los dos episodios grabados con cámaras ocultas en la sala de cacheos de Les Corts, donde varios policías golpearon a un hombre y una mujer detenidos, el Departamento de Interior anunció que instalaría sistemas de grabación visibles para evitarlos. Desde entonces, no existe constancia oficial de que la fiscalía ni ningún juzgado haya investigado alguna denuncia de detenidos contra los agentes. Tampoco constan denuncias de los policías contra los arrestados por supuestas lesiones a los agentes ni otros delitos, como resistencia o atentado, cometidos en los centros de detención.
La fiscal superior de Cataluña, Teresa Compte, explicó ayer a EL PAÍS que la inexistencia de denuncias se explica precisamente por la instalación de las cámaras que ordenó el consejero de Interior, Joan Saura. Hasta el pasado mes de noviembre ya se habían puesto en marcha 978 aparatos en las comisarías y a lo largo de 2009 se instalarán otras 478.
Interior asegura que se trata de evitar que quede "alguna zona oscura" en los centros de detención, siguiendo una recomendación de la ONU. Ese deseo ya fue expresado en 2005 por el entonces comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Álvaro Gil-Robles, que aconsejó la instalación de las cámaras a la vista de las 197 denuncias registradas entre 2002 y 2004 contra los Mossos. La consejera Montserrat Tura prometió entonces que haría caso al consejo, que, sin embargo, no se ejecutó. hasta la entrada de Saura. De la época de Tura datan precisamente los dos casos de malos tratos en Les Corts que ya han acabado en condena. Hace unas semanas, la Audiencia de Barcelona impuso seis meses de cárcel a los agentes José María Vega y Francesc Xavier Noguer por inmovilizar de forma "brutal" y "reprochable" al joven guineano Aliou B. D. la noche del 28 de abril de 2006. Los hechos ocurrieron en el interior de una celda de la comisaría y el detenido acabó con una fractura del tercio inferior del húmero izquierdo. Mucho más polémica generó el caso de Lucian Paduraru, golpeado por varios agentes durante el trayecto a Les Corts y en comisaría la noche del 27 de julio de 2006. Tres policías fueron condenados a penas que sumaban seis años y siete meses de cárcel por las torturas y lesiones sufridas por el detenido. De aquella época también está por juzgar el caso de José Antonio Medina, un estibador supuestamente golpeado en Les Corts la noche del 2 de junio de 2006.
El deseo de transparencia de Interior con el trato que reciben los detenidos en las comisarías de los Mossos contrasta con la actitud del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Urbana de Barcelona. Hace un año sólo existían cámaras en un centro de detención de cada uno de esos cuerpos policiales.
"La decisión del Departamento de Interior es encomiable, porque es evidente que ha significado un antes y un después", aseguró la fiscal Compte. "Las cámaras de vigilancia son una garantía, tanto para los detenidos como para los Mossos d'Esquadra. Por eso sería deseable que otros cuerpos siguieran el ejemplo", añadió.
La salud de una policía
Teresa Compte considera que las condenas a algunos mossos d'esquadra son un hecho ocasional y que este cuerpo tiene "una actitud muy profesional en su conjunto". La fiscal superior recuerda que esos episodios son "los propios de un cuerpo policial sometido a la legalidad". "Y no nos hemos de extrañar por ello", añade, "porque son igual de eficaces que el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil".
Las "disfunciones" de los Mossos d'Esquadra, según Compte, son las mismas que se pueden atribuir a otras policías. Por eso considera que "los Mossos no es un cuerpo especial ni diferente".
Compte entiende que "la salud democrática de una policía se mide por saber reaccionar cuando se detecta una disfunción" y eso, en su opinión, es lo que ha ocurrido con la instalación de las cámaras. "Ahora ya no hay denuncias. Parece que ya no hay unos que pegan y otros que se inventan que les pegan", sintetiza la fiscal superior de Cataluña.
El ambiente enrarecido entre la judicatura y la policía autonómica que se creó hace unas semanas a raíz de la dura sentencia por torturas contra tres mossos ya es agua pasada, según Compte. "Hoy creo que las cosas están muy reconducidas y que el camino no puede ser otro que la colaboración mutua". Sin que eso signifique que la fiscalía vaya a cambiar su posición cuando considere que existen indicios para acusar a los agentes.
Esta misma semana, ha trascendido, por ejemplo, que la fiscalía solicita penas que suman 13 años y 6 meses de cárcel contra dos mossos por detener y robar a un detenido.
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