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Las eléctricas achacan a Industria el caos en los recibos mensuales de la luz

La CNE decide investigar las quejas mientras el Gobierno amenaza con sanciones

En junio de 2008, el Ministerio de Industria decidió poner en práctica una nueva idea: pasar de bimensual a mensual el recibo de la luz. Iba a ser una medida a favor de los usuarios. Supondría más control sobre la energía consumida, un incentivo para ahorrar y más facilidad para calcular el gasto fijo de cada hogar al mes. La medida, que afecta a más de 20 millones de usuarios, ha acabado en caos. Como sucede a menudo con las buenas ideas, para dar fruto, primero tienen que templarse en un baño de realidad. Y ésta es tozuda.

El recibo mensual ha acabado en denuncias, apertura de expedientes informativos (Andalucía, Extremadura, Baleares y Madrid y Comunidad Valenciana), una investigación formal por parte de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) y amenazas de sanciones si se confirman irregularidades por parte de las eléctricas.

La bombona de butano bajará en abril entre el 15% y el 20%

La buena idea tomó forma en septiembre del pasado año. Industria (real dccreto 1578/2008 de 26 de septiembre) impuso a las empresas la obligación de facturar la luz cada mes. La medida no tuvo en cuenta que los sistemas informáticos de las empresas tenían que adaptarse. Primer error. Consecuencia: la facturación mensual no pudo arrancar hasta noviembre.

La nueva facturación se realizaría, además, "con base en la lectura bimestral de los equipos". Segundo error. Con la lectura real de cada contador cada dos meses, una de las facturas mensuales tendría que basarse en una estimación. Pero Industria no fijó los criterios de tal estimación. Tercer error. Así, cada compañía ha aplicado los criterios que venía utilizando en aquellos casos en los que por diversos motivos no podía acceder al contador del abonado (examen del consumo del mismo mes del año anterior, examen del consumo histórico en un periodo concreto, etcétera).

Pero además -cuarto error-, el cambio en el sistema de facturación se ha llevado a cabo en plena revisión de tarifas (subida media del kilovatio del 3,5% en los hogares desde el 1 de enero), con posibilidad de recargo (0,0283 céntimos) a partir de los 500 kilovatios-hora al mes y sin una campaña previa de información.

A todo ello hay que sumar un invierno particularmente crudo en todo el país, incluidas zonas poco acostumbradas a usar la calefacción, que ha aumentado el consumo y un hecho triste pero muy real: el recibo de la luz sigue siendo una especie de códice cifrado que muy pocos entienden. Está hecho para ser cobrado y no para ser comprendido.

Mientras se resuelven las investigaciones en marcha, las empresas examinan si ha habido errores que justifiquen la inquietud de tantos usuarios. Iberdrola ha revisado 700.000 facturas. La directora de clientes, Maria Luisa González, ha concluido que el sistema aplicado es correcto. "Si la reforma se hubiera aplicado en cualquier otro periodo", sostiene González, "no habría habido polémica". Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola coinciden: ni se ha trasladado consumo de un mes a otro para sumar consumo en el mes afectado por la subida de tarifas, ni es posible sumar consumos en un periodo concreto para aplicar recargos forzados. "Los recargos por exceso de consumo sólo se aplican cuando la factura se basa en lecturas reales, nunca cuando la lectura es estimada", explican en Iberdrola. "Los excesos de consumo se prorratean entre los días del periodo de dos meses facturados y el recargo se aplica al periodo que corresponda", señalan en Endesa.

Por resumir: en la factura eléctrica, según las compañías, no hay trampas. Aunque quizá sería más correcto decir que el recibo recoge todo aquello que permite la normativa en vigor. Y ésta es muy compleja.

En cualquier caso, las denuncias y quejas ponen de relieve que los consumidores sienten una profunda desconfianza ante las facturas que emiten las grandes compañías. La organización de consumidores Facua sostiene que las quejas en el sector eléctrico han superado incluso a las que se registran en el sector de las telecomunicaciones.

Industria, a quien desde las empresas del sector se acusa -con distintos tonos- de poner el carro delante de los bueyes, ha recibido la tormenta de protestas con mucha cautela. Fuentes del ministerio que dirige Sebastián asumen que es difícil creer que una compañía eléctrica haya decidido estafar a sus clientes. Pero la duda ha echado raíces en la sociedad.

Por otra parte, el Ministerio de Industria aseguró ayer que prevé que el precio de la bombona de butano (13,5 euros) descienda entre el 15% y el 20% a partir del 1 de abril.

Un cliente de Sevillana Endesa en una oficina de la compañía.
Un cliente de Sevillana Endesa en una oficina de la compañía.G. CORDERO

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