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Crónica:Ida de las semifinales de la Copa del Rey
Crónica
Texto informativo con interpretación

Dos goles sin calentar

Henry y Márquez le dan el triunfo a un discreto Barcelona ante un apagado Mallorca

Ramon Besa

La abundancia del Barcelona y la miseria del Mallorca, líder y colista de la Liga, negaron el partido de ida de las semifinales de la Copa. No hubo litigio. Empachados de goles, de puntos y de victorias, los azulgrana apenas se levantaron del sofá para atender a un encuentro desbravado y de fácil solución. Menos respondió el Mallorca, famélico y espantado, a veces incluso cadavérico. La intensidad del choque fue tan baja que dio la impresión de que habían pactado un marcador que no comprometiera a ninguno de los dos: victoria clara, sin ser excesiva, del Barça por 2-0. Nadie pasó por taquilla para que le devolvieran el precio de la entrada después del monólogo azulgrana. Había poca gente en la grada. No era noche para salir de casa y aún queda la vuelta. No extrañó, por tanto, que, desenchufados los locales y apagados los visitantes, el fútbol resultara muy escaso.

BARCELONA 2 - MALLORCA 0

Barcelona: Pinto; Alves, Piqué, Márquez, Sylvinho; Iniesta, Touré, Gudjohnsen (Sergio Busquets, m. 54); Hleb, Bojan (Eto'o, m. 85) y Henry (Messi, m. 54). No utilizados: Jorquera y Cáceres.

Mallorca: Lux; Scaloni, Josemi, Nunes, Ayoze; Gonzalo Castro (Aduriz, m. 76), Mario Suárez, Santana, Corrales (Martí, m. 56); Óscar Trejo y Webó (Jurado, m. 69). No utilizados: Nadal y Arango.

Goles: 1-0. M. 34. Henry cabecea un centro de Bojan. 2-0. M. 72. Márquez, de falta directa.

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Webó, Touré, Ayoze, Henry, Josemi, Mario Suárez, Nunes y Trejo.

52.932 espectadores en el Camp Nou.

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Jugó el Barcelona de salida sin Messi, un futbolista decisivo porque hace tan bueno a su equipo como malo al contrario y, por otra parte, cada uno de sus goles anuncia una victoria segura en el Camp Nou. La Copa permite dar mucho juego a la plantilla, incluso en unas semifinales, y Guardiola reiteró su confianza en el colectivo. La importancia del partido se reflejó si acaso en la presencia de Iniesta como volante en sustitución de Xavi y en la alineación de Alves y Henry. Tampoco Manzano presentó la mejor versión del Mallorca. Las formaciones no ayudaron a levantar el ánimo en un encuentro frío, falto de gas sentimental y futbolístico, sin picante pese a su trascendencia. Pasivo y destensado, al Barça le llevó demasiado tiempo entrar en escena. Nadie tiraba un desmarque, no había presión, intensidad ni continuidad y la pelota iba de pie a pie, sin velocidad. Ante la ausencia de fútbol colectivo, cada uno procuraba reivindicarse a su manera, especialmente Bojan, que se marcó una penetración que habría firmado el propio Messi por sus dos recortes en el área antes de rematar a las piernas de Lux.

El juego afilado de Bojan contrastó con el academicismo de Henry y la insustancialidad de Hleb, inanimado, fuera de juego. Impreciso en corto y en largo, en la salida y en la llegada, el Barcelona era irreconocible como equipo, aunque nadie discutía su jerarquía, más que nada porque no había noticas del Mallorca, que dormitaba en su campo como si procurara no despertar a la bestia. A los azulgrana les alcanzó con la persistencia de Bojan para encontrar la red después de que el ariete pusiera un centro perfecto en la cabeza de Henry, que remató de forma tan poco ortodoxa como acertada. No se dio por enterado el Mallorca y el encuentro continuó ronroneando en la línea de volantes del Barça, sin apenas picos de juego ni ocasiones.

El encuentro se puso peligroso y los azulgrana se expusieron a un buen susto. Había que darle la vuelta, recuperar el interés por el fútbol, y Guardiola recurrió a Sergio Busquets, un jugador que siempre provoca alboroto, y a Messi, capaz de llenar por sí solo un partido. Ya no hubo más pausa. Se impuso un punto de rapidez. El Barcelona se activó con el dúo Iniesta-Messi, protagonista de la mayoría de las combinaciones, aunque, cuando los partidos no son decisivos, la Pulga pierde verticalidad y pegada y se excede en el regate. Ni la salida de Jurado aumentó la peligrosidad del Mallorca, abatido de nuevo en un libre directo transformado magistralmente por Márquez, tan diligente en el área contraria como excesivamente confiado en la suya, sobre todo en un cruce ante Trejo en la última jugada que no acabó en penalti por un dedo. Muy contemporizador, nada fino y poco profundo, el Barça se dio por satisfecho con la ventaja y camina firme hacia una final que no alcanza desde 1998. Pocas veces ha sacado tanto rédito a un partido tan plano como ante el Mallorca.

Scaloni trata de sujetar a Bojan para que no se le escape.
Scaloni trata de sujetar a Bojan para que no se le escape.VICENS GIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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