"He contestado 6.942 cartas de presos"

"La libertad siempre ha sido mi leitmotiv... ¡y fíjate donde ha acabado!". Mercedes Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias, quiso ser periodista, pero se metió en política "de muy jovencita". En la Universidad de Filosofía "era delegada de curso y corría delante de los grises... Una activista de los setenta con afro estilo Angela Davis". "Fue una época apasionante; quien no ha vivido sin libertad no puede imaginarlo".

Lo que peor lleva es la escolta. El cargo lo pidió después de visitar las cárceles aragonesas, cuando llevaba la comisión de derechos humanos en su comunidad. "Hacía mucho frío", recuerda, "había muy poca actividad, una infraestructura obsoleta y gente muy triste". Cuando ganó el PSOE vio "la oportunidad de hacer lo que siempre había pensado que se debería hacer, con un poco de ingenuidad", admite. "Luego te pones y es más difícil de lo que parece". Por ejemplo, el sueño de que cada preso tenga su celda: en España (sin contar Cataluña, con las competencias transferidas) hay 43.647 celdas para 63.687 presos. Otro problema le quita el apetito: uno de cada cuatro presos sufre una enfermedad mental previa al delito. "Ahí falla la sociedad, que enquista los problemas; se cerraron los psiquiátricos, pero no se creó una alternativa".

La jefa de Prisiones sabe que gobierna el universo de los que no tienen a nadie

"Este plato es un homenaje a tu madre", interrumpe el chef Andrés Madrigal cuando trae huevos poché con ibérico y trufa, "algo muy popular pero versioneado", según el poseedor de una estrella Michelin. La madre de Gallizo tenía un bar en Zaragoza, y el buen rollo entre el cocinero y la política viene de un curso que éste dio en Meco ("para los presos la comida es fundamental", dice ella, "pero es difícil hacer algo casero y sabroso para 1.500 personas").

¿Qué siente cuando ve a De Juana Chaos? "Hartazgo". ¿Cómo le sentó lo de la stripper navideña en Picassent? "No quiero hablar, ya se hizo bastante circo mediático".

Cree que hay mucho falso mito sobre el mundo carcelario. "Los funcionarios tienen una dedicación y humanidad que no he visto en ningún otro sitio de la Administración", asegura, "y la mayoría de los presos no son agresivos; están por drogas y robos sin violencia". Es falso, dice, que el sistema penal sea laxo: "La gente minimiza lo que significa estar en la cárcel, se dice con toda alegría, ¡que lo metan 20 años! No, la cárcel es la última alternativa, su efecto agrava el problema". "Lo más doloroso es cuando te dicen 'me quedan dos semanas y no tengo nada fuera".

Gallizo habla de los presos con preocupación casi maternal. "En la cárcel están los pobres, los marginados, los que han tenido una infancia difícil... Es terrible la cantidad de gente a la que nunca ha querido nadie". Ha visitado sus 68 centros penitenciarios y ha contestado 6.942 cartas de presos. "Piden cosas muy razonables y algunos me cuentan sus problemas porque no tienen otra persona a la que escribir, ¿cómo no les voy a contestar?". Con 56 años dice, sin embargo, que "lo más chungo será el día que lo deje". De momento está preparando dos libros, uno basado en las cartas y otro más "sesudo" sobre el sistema penitenciario.