Centenares de atrapados en Barajas por el temporal europeo
Esta vez el temporal vino de fuera. Casi un mes después de que la nevada caída en Madrid y la presunta huelga de celo de los pilotos de Iberia convirtieran el aeropuerto de Barajas en una encerrona, las cancelaciones y los retrasos volvieron ayer a los pasillos de las terminales, con 28 vuelos suspendidos y esperas de hasta seis horas para otros.
Tres aeropuertos londinenses (Heathrow, London City y Luton) cerraron por la nieve. Se cancelaron 23 de los 54 vuelos a Madrid. Uno de ellos pilló a Rodrigo Antonucci, a la holandesa Machteld y a otros cuatro diseñadores treintañeros con las maletas delante del mostrador de reclamaciones de la T-4. Encabezaban una fila de 18 personas. "Tendremos que retrasar nuestro viaje de inspiración", explicaba la holandesa. De inspiración significa que los seis jóvenes tenían previsto un tour por las tiendas más chic de Londres a la caza de ideas para una marca de vaqueros. En el mostrador les ofrecían a las dos de la tarde apuntarse a una lista de espera para ese mismo día o un billete para hoy. Decidieron volver a casa. "Nos quedamos sin un día de shopping, ya veremos mañana", se lamentaba Antonucci. Tampoco viajaron Carlos Otero y Elena González. La pareja había previsto una escapada romántica a Londres. "Nos han ofrecido salir mañana [por hoy], pero lo dejamos para otra ocasión, no me apetece pasar tres días congelada", decía ella.
Fueron cancelados 23 vuelos a Londres, cuatro a Milán y uno a París
Karen y Sara -de 15 y 20 años- corrían en chándal por la planta de salidas de la T-4 para no perder su tren a Ávila. Llegaron con la selección española de kárate desde el aeropuerto de París-Orly, con "dos medallas de oro, cinco bronces y hora y media de retraso", explicaba Sara sin parar de correr. Ayer sólo se canceló un vuelo de los 28 que salen hacia la capital francesa.
El temporal dejó en tierra o a la espera a viajeros de Milán, con cuatro cancelaciones. Y hubo damnificados que no tenían que ver con el temporal, pero se llevaron la peor parte. El avión que debía llegar de Milán a Madrid era el mismo que salía después para Oporto. Y como no llegó, no hubo vuelo. Un centenar de pasajeros arremolinados protestaba en el mostrador de Ryanair de la terminal 1. "Llevamos cinco horas y no nos han informado bien, nos hemos enterado por las pantallas y tenemos que esperar un día más", se quejaba Francisca Amaral, una portuguesa estudiante de turismo. Ayer debía volver con sus amigas a Oporto tras pasar varios días en Fitur. Pidieron un hotel, pero el reglamento europeo de viajeros no lo prevé en el caso de "circunstancias extraordinarias", como el temporal. Anoche durmieron en el aeropuerto.
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