Danzas de identidad y violencia
El coreógrafo Rachid Ouramdane lleva a escena los horrores de la guerra
El tema de la identidad obsesiona a Rachid Ouramdane, bailarín y coreógrafo francés hijo de argelinos. Aunque aparece solitario sobre el escenario, hay mucha gente y muchas voces gritando y agitándose en su cuerpo. Y de alguna manera, todos son él mismo. De hecho, no duda en admitir que Loin... (Lejos...), estrenado ayer en el Festival Escena Contemporánea de Madrid tras su paso por Andalucía, es un espectáculo muy autobiográfico.
Narra su propia historia, pero también la de muchos otros: gente que conoció en un viaje que hizo a Vietnam, Laos y Camboya siguiendo los desplazamientos que hizo su padre como soldado al servicio de Francia durante la guerra de Indochina. "Muchos de ellos me decían que yo era un colonizador por mi origen francés, pero en Francia yo soy el hijo de un colonizado. Me entrevisté con mucha gente y con sus declaraciones armé Loin..., en el que me hago un autorretrato a través de los fragmentos de otras personas que viven en países muy lejanos, pero con las que me identifico por esta herencia que nos han dejado las colonizaciones de la historia".
Memoria clandestina
Pero asegura que no se trata, en absoluto, de una obra histórica en el sentido convencional. "No indago en el pasado. Lo que me interesa son las identidades de esa gente hoy. Es curioso, pero allá se ha levantado la industria del turismo sobre su sufrimiento del pasado. Llegas y te ofrecen una ruta que es la de los veteranos, y todos los museos son de la guerra: el Museo de la Memoria, el Museo de Ho Chi Minh... Hay una memoria oficial y otra memoria oculta, institucionalmente prohibida, que es la que más me interesaba: la de la gente y su manera de reconstruir su identidad".
Nacido en el sur de Francia, a sus 36 años, Ouramdane vive ahora en París. Creció en dos culturas simultáneas: Argelia, dentro de casa, y Francia, cuando atravesaba el portal. Podría decirse que es extranjero en su propio país. "Es un asunto complicado para mí. Hay una corriente principal que define la identidad francesa, una identidad nacional de la que no me siento parte. Me he formado en la cultura argelina, pero no desde una relación geográfica con ese lugar, y quizá por eso esta etapa de mi trabajo se ha centrado en cómo se construye una identidad estando fuera físicamente. En Loin... trato de descifrar qué estrategias utiliza la gente para construir su identidad".
Para él, en lo personal, su trabajo artístico parece ser la estrategia. Loin... es un eslabón más en una cadena de espectáculos elaborados a partir de las mismas inquietudes que siguen su desarrollo en su próximo trabajo, Des témoins ordinaires, sobre testimonios de gente que ha sido torturada, y que se verá en el Festival de Aviñón este verano.
Cuando en 2006 el Ballet de la Ópera de Lyon le encargó una pieza, seleccionó a bailarines de distintas nacionalidades para montar Superstars. "Me siento muy cercano a esa idea de nacer en un sitio e identificarse con otro. Encuentro complicidad con los bailarines de esas obras y con los entrevistados de Loin, que me contaban cosas que yo ya sabía o había vivido".
No siempre, habría que decir. Una de las confesiones es de su madre contando secretos de familia. "Ella habla de las torturas a las que fue sometido mi padre cuando volvió de Indochina y empezó la guerra de Argelia. Durante años hubo en mi familia mucho silencio al respecto, era un tema tabú. He tratado de entender estos silencios".
Babelia
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