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Reportaje:

El euro se mete en la vitrina

El Banco de España cuenta la historia y los avatares de la moneda europea

En tiempos adversos para los bolsillos, Madrid invoca una palabra que evoca el anhelo de casi todos. Tiempo atrás se llamaba pasta, tela, parné...Pero hoy la palabra se llama euro. Precisamente sobre el euro, el Banco de España muestra hasta el 31 de marzo una exposición conmemorativa de la primera década transcurrida desde la creación de la Unión Económica y Monetaria Europea, el 1 de enero de 1999. Cuatro años antes y en Madrid, se había bautizado la futura moneda común con el nombre de euro, que aquí entró en circulación el año 2002, por cierto, con el grito en el cielo de muchos que vieron en ello un quebranto evidente.

"€", el signo del euro, inicial de la palabra Europa, incluye dos rayitas que representan la estabilidad monetaria anhelada y se inspira en la letra griega epsilon, sugerida en 1995 por Grecia, empeñada como estaba en signar así la impronta helénica en la vertebración civilizadora originaria del continente.

Elementos invisibles garantizan la autenticidad del dinero
Los billetes y monedas que 'corren' por Europa llenarían tres veces el Bernabéu

La exposición tiene una base material explícita: exhibe el algodón, sustancia básica del papel-moneda europeo; las típicas ondulaciones, llamadas aguas, que signan tradicionalmente la billetería; las hileras de metales y la gama cromática, verde, rojo, violeta... de las principales piezas. Pero la sustancia expositiva se centra más en la descripción de los aspectos monetarios de la economía unificada europea. Una objeción básica: entre los vectores económicos descritos en paneles y audiovisuales no figura el factor trabajo, con toda evidencia principal generador de la riqueza europea. El guión de la muestra opta más bien por relacionar la década con importantes eventos culturales y artísticos aquí acaecidos, desde hitos del cine español hasta trofeos deportivos, cuya importancia se sugiere derivada de la integración económica de Europa.

La institución bancaria ha elegido la amplia sala que puebla su singular chaflán hacia la plaza de Cibeles, uno de los puntos geodésicos de la ciudad. El montaje del arquitecto autor, Ginés Sánchez Hevia, coexiste con la decoración de los altos muros de la achaflanada sala bancaria por Ignasi Aballi, que despliega sobre ellos una instalación, Zona Euro; contiene impresiones digitales sobre papel fotográfico de letreros alineados en bandera, con datos de paro, población, ingresos, gastos y otros epígrafes relevantes. Pero son empleados aquí como una propuesta artística conceptual, no informativa. Sin embargo, no faltan paneles con datos reales, escalas, flechas y cuadros incluidos.

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La apuesta principal se halla en una tríada de audioviosuales. Uno, algo confuso, muestra personalidades del arte, la cultura y el deporte que cruzan juicios entre sí, también sobre cometidos propios. Con los otros dos, el visitante puede satisfacer su curiosidad sobre aspectos elementales de la moneda europea, de la cual hay 15.000 millones de billetes y monedas en circulación. Corresponde a España la cuota emisora de 2.000 millones, billetes de 50, 20 y 5 euros.

La colección ganadora del concurso, al que acudieron 44 diseñadores, fue la de Robert Kalina, del Banco Central de Austria: lleva ventanas y puentes que simbolizaban la intercomunicación continental y universal de Europa. La hechura de la billetería incluye cuatro procedimientos de impresión: offset, para los fondos; calcografía, para relieves; serigrafía, colores y tipografía, números. La impresión se realiza en la sede de la Fábrica de Moneda y Timbre de Burgos. El conjunto de papel y monedas circulantes ocuparía la superficie de tres plantas, cada una repleta de contenedores con billetes, de la manzana del estadio Santiago Bernabéu.

Los billetes son iguales para todos los países de la eurozona, 16 de los 27 que integran la Unión Europea, si bien las monedas, que conservan idéntico su reverso, exhiben anversos distintos vinculados a figuraciones o simbologías de cada país.

En un audiovisual que se activa señalando directamente las opciones elegidas sobre la pantalla de proyección, el visitante encuentra respuesta a un decálogo de preguntas. Así, puede averiguar que los billetes en pesetas, la moneda española vigente hasta la entrada en vigor del euro en 2002, son aún canjeables en la sede del Banco de España.

Las monedas metálicas fueron retiradas de la circulación y fundidas en Zaragoza. El Estado obtuvo así gran tonelaje de metal reutilizable. Con cierta sorpresa cabe conocer que un billete en euros que se haya deteriorado puede canjearse por otro en buen estado sólo si conserva más de la mitad de su superficie útil. Si se tocan, miran y giran los billetes, las falsificaciones son detectables: los de 200 y 500 euros cuentan con específicas hendiduras táctiles de seguridad. Hasta 30 elementos, incluidos hologramas y dispositivos invisibles, garantizan su autenticidad.

La propuesta de esta exposición parece obedecer a la buena entrada que los procesos políticos de integración europea han alcanzado en España y a su contemplación como garantía de estabilidad en un mundo tan convulso como el de la denostada globalización. Trasladar tal confianza al mundo económico -siempre con el 2% de inflación como meta- parece uno de los propósitos de esta muestra, coordinada por José María Viñuela con un equipo de 12 personas.

Diez años del euro en España. Martes a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Lunes cerrado. Plaza de Cibeles, s/n.

Al fondo, instalación de Ignasi Aballi dentro de la muestra.
Al fondo, instalación de Ignasi Aballi dentro de la muestra.C. ÁLVAREZ

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