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Reportaje:

El olvido del espectáculo

Stephen Prina muestra tres décadas de exploración artística en Sevilla

El estreno de Barack Obama como presidente de EE UU ha llenado de satisfacción al artista Stephen Prina (Galesburg, EE UU, 1954). "Estoy contento, casi a punto de llorar de alegría de que haya cambiado el Gobierno de EE UU. El chaleco antibalas de Obama está fabricado en Colombia porque es el país donde fabrican los mejores chalecos antibalas, y éste es un síntoma de la sociedad globalizada", afirmó ayer Prina en Sevilla.

Sus palabras concuerdan con las obras de un artista que ha hecho de la visión crítica de la realidad y de la ironía una fuente de creación. Pintura, escultura, fotografía, cine y performance esbozan una trayectoria marcada por la curiosidad y la insatisfacción ante los caminos trillados y las formas expresivas petrificadas. Las obras de Prina transitan por universos que retoman procedimientos del minimal art y del arte conceptual con espoletas de ironía que los cuestionan desde dentro.

"La traducción es un principio que determina mi producción"
"Intento resistirme al aspecto espectacular de la cultura"

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) acoge a partir de hoy en Sevilla una exposición que recoge una selección de las obras creadas por Prina en los últimos 30 años. La muestra La segunda frase de todo lo que leo eres tú estará abierta en el Ala Sur del CAAC hasta el 12 de abril. La exposición ha sido producida y organizada por la Staatliche Kunsthalle de Baden-Baden (Alemania) y el CAAC. Karola Kraus es la comisaria de la muestra.

"La adaptación es uno de los principios que rigen mi obra y la traducción es uno de los principios que determinan mi producción artística (...) No entiendo la traducción como algo que se acaba, sino que tiene que ver con una idea de proceso. Cada traducción va a ser rehecha posteriormente. Esto lleva a otro principio de mi trabajo: el paso del testigo, el cómo se va pasando la antorcha o el testigo a otro. El hecho de que obras más antiguas vuelvan a aparecer reorganizadas de otro modo hace difícil averiguar dónde estaban al principio", comentó Prina.

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Unos gemelos que parecen destinados para la camisa de un día perfecto lucen sus caracteres en la exposición. Son una prueba más de la versatilidad de la propuesta del artista estadounidense, que explora las zonas más dispares de la realidad y las combina en un juego inacabable. Óleos, fotografías y libros quedan fijados en una relación con objetos convertidos en focos de múltiples referencias. Las historias del arte, la música, el cine y la filosofía iluminan territorios en los que se desvanecen las fronteras entre alta cultura y cultura de masas. La filosofía de Theodor W. Adorno, la búsqueda en los pliegues del texto de Roland Barthes o el legado pictórico de Édouard Manet son reactivados con nuevas formas. La idea de la transitoriedad del arte subyace bajo las creaciones de Prina.

"No se trata de reconocer e incorporar la infuencia de un artista de un modo oscuro, sino de hacerlo de un modo explícito", señaló. "Sé que trato en los últimos tiempos de rescatar cuestiones que no había tenido en consideración en las primeras épocas de mi trabajo (...) Me gustaría, de algún modo, pensar que siempre intento resistirme al aspecto espectacular de la cultura. Creo que hay una cuestión muy importante y actual: ¿es posible participar en el espacio social como artista evitando el espectáculo? En la exposición hay momentos y lugares que facilitan al espectador evitar y olvidar ese aspecto espectacular", afirmó.

El Monasterio de la Cartuja, sede del CAAC, no ha pasado desapercibido al artista. "Ha sido un placer trabajar en un lugar con una huella física de varios momentos históricos y de arquitecturas. Este complejo es premoderno y posmoderno al mismo tiempo. Hace un salto directo de lo premoderno a lo posmoderno sin pasar por lo moderno", concluyó Prina.

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