"Cuando Pinochet fue detenido estallamos de felicidad gozosa"
Patricio Fernández pide cava para empezar y mira el menú con sus gafas de pasta apoyadas sobre la punta de la nariz. Tiene 39 años, lleva chupa de cuero y aire de intelectual desmelenado. Es el fundador de The Clinic, la primera revista que insultó a Pinochet. La define como "una cabecera irreverente, con tono de bar y de amigotes que cuando nació, en 1998, los chilenos leían a escondidas". Aquel primer número clandestino se gestó entre amigos, en un restaurante "con buena comida y una buena dosis de espiritosos".
Y así, con dos copas de más, surgió The Clinic. Pinochet acababa de ingresar detenido en una clínica londinense y ese hecho histórico impulsó la salida e inspiró el título de la nueva cabecera. "Hasta ese día su cara nos había recordado todo lo que no podíamos hacer, y cuando llegó a aquel hospital se convirtió en un pobre viejo que se hacía caca".
Creó la revista 'The Clinic' en Chile para albergar las voces más irreverentes
Fernández estudia la carta de un restaurante que ni conoce ni ha elegido. Es más, se negó a proponer uno para este encuentro. "Prefiero conocer lo nuevo a quedarme con lo viejo. Elige uno bueno y encontraré cien argumentos para desear ir allí", rogó.
Cuando murió el dictador, en 2006, The Clinic no tuvo reparos en ilustrar su portada con una foto de la cara de su cadáver en primer plano. Hoy es el semanario más leído de Chile y tira 25.000 copias de cada número. "Si triunfó fue porque en la prensa había una enorme contradicción. Los periódicos daban grandes titulares diciendo que nuestro senador estaba atrapado en Londres, cuando la mayor parte de Chile estallaba de felicidad gozosa", explica. Como había prometido, se deja seducir por la carta y por los consejos del camarero... Dice sí a los bombones de foie, sí a las croquetas, sí a la tortilla con callos, sí, sí, sí... y según llegan los adereza todos con más sal.
Desde aquel almuerzo de 1998 a éste no sólo ha muerto Pinochet. Todo ha cambiado en Chile y The Clinic lanza sus dardos contra nuevos objetivos. EE UU, al fin un negro porvenir, titularon cuando Barack Obama ganó las elecciones. Y es que, en un momento de crisis periodística y económica, el semanal sigue apostando por un periodismo incisivo y mordaz.
Patricio Fernández ya no es el director, sino que es propietario de una parte del diario y colaborador esporádico. Lo dejó para dedicarse a escribir por libre, pero sigue añadiendo más sal a todo lo que hace. Ya ha publicado tres novelas. La última, Los nenes (Anagrama), acaba de salir en España. "Es un relato sobre dos ancianos de 70 años capaces de hacer locuras de juventud". También es autobiográfica. Él mismo aparece como narrador y protagonista junto con su mujer, Claudia, y sus dos hijos... los únicos jóvenes en un libro en que los nenes son ancianos que enfrentan sus frustraciones. "El golpe de Estado malogró muchas ilusiones de juventud que, con el paso del tiempo, han quedado atrapadas en sus cuerpos viejos. Quizá por eso me gusta rodearme de gente mayor".
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