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Columna
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Saetas de San Sebastián

1ª saeta-. Definir lo vasco va a resultar más difícil que definir a Dios, tarea que lleva ocupando a los teólogos unos cuantos siglos. La última entrega nos la ofrece Iñigo Urkullu, en una reciente entrevista. Naturalmente, Urkullu nos deja bien claro que no tiene una concepción esencialista del ser vasco, con lo que se nos presenta al día de las últimas tendencias sobre la materia. Supongo que concepciones esencialistas eran las que hacían referencia a la raza, los dieciséis apellidos, el ángulo maxilar o la euskonariz. Ignoro si serán esencialistas o existencialist1as las que nos vayan a abrumar dentro de muy poco y que se centrarán en los análisis genéticos. De lo que no tengo ninguna duda es de que van a resultar muy divertidas, mucho más que la definición no esencialista de lo vasco que nos ofrece Urkullu. Hela aquí: "Un sentimiento, creer y comprometerse con unas características de identidad personal y colectiva, entender que tenemos una cultura, una idiosincrasia y unos rasgos de hacer política, es una voluntad de trabajar por lo propio y lo cercano".

Hemos sustituido la dogmática por la pragmática, la hoguera por los trabajos forzados

Sentimiento, creencia, voluntad, todo esto es pura brujería y apunta en la dirección del chamán: ser vasco es, en definitiva, ser como éste nos dice que tenemos que ser. Hemos sustituido la dogmática por la pragmática, la hoguera por los trabajos forzados, pero siempre cabrá distinguir entre el buen y el mal vasco, entre el vasco y el que no lo es. De ahí que Urkullu no dude en advertirnos de que peligra la Autonomía... si votamos al mal vasco. Tendremos que ir acostumbrándonos a estas guatas no esencialistas que apuntan, en realidad, a la prueba del López, con la que me temo que va a tener que lidiar una y otra vez, y lamentablemente, el candidato socialista.

2ª saeta-. Definir lo que es ser de izquierdas no es tan difícil desde que tenemos entre nosotros a su santo enviado. La santidad, digo la izquierda, es él, o sea, Javier Madrazo. En otra entrevista publicada días atrás, el líder de Ezker Batua nos exhibe su extraordinaria capacidad para deslizarse por la realidad como si ésta no existiera. Dice que pactará con quien mejor garantice un giro a la izquierda, es decir, que pactará con quien le dé la gana, con su poltrona, ya que es ésta la que señala el giro.

El Gobierno lleva ocho años girando, puesto que su presencia en él es la garantía de que así sea, pero aún debe girar más, en un giro interminable que demuestra que sigue estando en la derecha. Buena prueba de ello es todo lo que según él hay que cambiar, y que resulta ser toda la política que se ha hecho en los ocho años que él ha estado en el Gobierno: educación pública, sanidad, vivienda, política fiscal, infraestructuras. ¿No será que de tanto girar no se entera de nada? Ya que muestra alguna esperanza, aunque no excesiva, en Obama, le recordaré a nuestro santo giróvago estas palabras del nuevo presidente americano: "Lo que necesitamos es una nueva declaración de independencia, no para nuestra nación, sino para nuestras propias vidas -de la ideología y del pensamiento simplón, del prejuicio y del fanatismo-, una invocación no a nuestros instintos sino a nuestros mejores ángeles". Lo de los ángeles lo tomó Obama de Lincoln; ignoro de dónde cogió el resto, pero no lo hizo desde luego del doctrinario Madrazo.

3ª saeta-. El lehendakari Ibarretxe centra sus ataques a socialistas y populares en la incapacidad para gobernar la sociedad vasca de quienes no conocen sus problemas. Quien no conoce los problemas de su sociedad está, por definición, fuera de la misma. ¿Será que no cumplen los requisitos de vasquidad de Urkullu? El reproche me parece gravísimo y un claro indicio de la concepción reductora que tiene nuestro lehendakari del país y de sus ciudadanos. Odón, amigo, ¿conoces el país donde crece el limonero? ¿Conoces sus problemas? ¿No son los tuyos, y los míos, y los de todos?

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