"¿El Grado?, no sé, no te entiendo"

Muchas protestas después, el proceso de Bolonia sigue siendo considerablemente desconocido para quienes mejor lo deberían entender: los chavales que estudian primero y segundo de Bachillerato, que empezarán (o al menos terminarán) las carreras con el nuevo sistema universitario adaptado al espacio europeo.

Es martes, 20 de febrero, y cientos de alumnos, algunos acompañados de parientes, desfilan en un céntrico hotel de Valencia ante 20 mesas informativas que tratan de atraer clientes en sentido literal. Diecisiete de los centros universitarios que asisten a la feria Unitour, organizada por Círculo Formación, son privados. Los expositores de la Universitat de València y la Politécnica de Valencia (públicas), reúnen, sin embargo, al doble de estudiantes que el resto.

La gran novedad de la feria universitaria se llama Bolonia, el nombre que resume la transformación del sistema universitario. Un cambio en el que las privadas llevan ventaja: la mayoría ya ha adaptado sus títulos a Europa, mientras casi todas las públicas prosiguen el proceso de debate, exposición pública, alegaciones, debate... ¿Y qué opinan los alumnos? "Algo les suena. Pero lo único que tienen claro es que hay carreras de cinco años que pasan a tener cuatro", responden en la mesa de la Ramon Llull de Barcelona.

Los estudiantes están poco informados. Y hay despistes de primer orden. "¿Lo del Grado?", pregunta Lucas Savarino, "no sé... no te entiendo". Un par de explicaciones después, añade: "¿Entonces después tengo que hacer un máster?" Otra explicación. "Ah, vale, es si quiero especializarme". Cuesta dar con una opinión formada sobre el proceso de Bolonia y la polémica que lo rodea. "Igual parezco un esquirol, pero la protesta me parece un poco absurda, porque a mí, más o menos, el cambio me parece bien. Primero porque supone equipararse con toda Europa, y eso es cojonudo. Estudias aquí y es como si estudiaras en Finlandia. Segundo, se reducen los créditos, pero supongo que es porque quitan cosas como la libre elección. O sea que no te van a dar créditos por jugar al baloncesto", opina Santiago Quirino, de 17 años,

Ningún entrevistado ha caído en la cuenta de que la convergencia europea también añade un curso a las carreras de tres años. Y nadie ha oído hablar de que se implantará (o debería implantarse) una nueva forma de dar clases.

Conviene decir que las encuestas hechas en esta feria contienen un sesgo: a casi todos los chavales que hay aquí los ha traído su colegio privado o concertado, y tienen, estadísticamente, muchas más probabilidades de ingresar en la universidad que los alumnos de centros públicos. No por el resultado en los exámenes del selectivo (hay una diferencia de dos décimas entre ambas redes), sino porque un 83,6% de los chavales matriculados en segundo de Bachillerato de un centro concertado o privado supera las pruebas de acceso a la universidad, mientras que el promedio en los públicos valencianos cae al 62,1%, según ha publicado la revista Magisterio. En parte porque muchos eligen la Formación Profesional o dejan de estudiar.

Las preocupaciones de los alumnos siguen la línea de los últimos años. Una consiste en entrar en Medicina. Otra, en poner en la balanza la vocación y las expectativas laborales.

Una chica habla con un orientador de la Universitat:

-A mí me gustaría es investigar. Había pensado en Biología, pero me han dicho que la investigación en España está muy mal.

-Eso es relativo. Estará mejor o peor, pero se hace investigación en centros públicos y privados. Es como si me dices que la cocina en España está muy mal, cuando en realidad hay grandes cocineros. Otra cosa es que esté peor que en Francia.