Las finanzas públicas españolas pierden brillo
Standard & Poor's rebaja la calificación crediticia del Estado
La economía española ha protagonizado en la última década la que tal vez sea la mayor historia de éxito económico en Europa, junto con la irlandesa. Un éxito que, asociado a un puñado de excesos, ahora se vuelve amargo: confirmada la primera recesión en 15 años, empiezan a llover los palos. La agencia Standard & Poor's (S&P) concretó ayer sus amenazas y rebajó la calificación crediticia de España. Del anterior sobresaliente (la nota AAA, en la jerga imposible de estas agencias) se pasa al actual notable alto (AA+, que supone una probabilidad muy reducida de impago de la deuda pública).
Los efectos de esa reducción son de dos tipos. Por un lado, dificulta las emisiones de deuda: eleva los intereses que hay que pagar por el endeudamiento, tanto por parte del Estado como por parte de compañías privadas. Pero hay también consecuencias de carácter cualitativo. A pesar del margen fiscal acumulado tras varios años de superávit, España desaparece del grupo de países con la máxima nota. Y eso contribuye a alimentar las dudas de los mercados sobre una economía que a la crisis global añade una profunda crisis doméstica por el reventón de la burbuja inmobiliaria y el enorme déficit exterior.
En el fondo, esas son las razones esgrimidas por S&P, que ayer consideraba "inconsistente" el deterioro económico y de las finanzas públicas con su ránking más exclusivo. "La economía española presenta graves debilidades estructurales y conserva importantes rigideces que provocan que el actual deterioro económico esté ligado al de las finanzas públicas", explicó Myriam Fernández de Heredia, analista de S&P.
Sin embargo, las otras agencias -Fitch y Moody's- mantienen su máxima nota para España basándose en la buena salud de las cuentas públicas, un colchón que ahora permite al Ejecutivo tratar de suavizar la crisis con los planes de estímulo sin disparar la deuda. Fernández de Heredia explicó que España "se enfrenta a desafíos muy importantes", pero reconoció que tiene "mayor margen por el superávit acumulado en la época del boom inmobiliario y por la voluntad del Gobierno para corregir el déficit una vez se moderen" las turbulencias.
Interrogantes
Tras la de Grecia, la rebaja de España es la segunda en la eurozona en una semana. Pese a las dificultades que presentan otros países -algunos de ellos con pinchazos inmobiliarios y grandes crisis bancarias, como Irlanda y el Reino Unido-, de momento no hay más cambios. "El único país que podría mantener la máxima calificación es Alemania; tendría que haber un signo de interrogación sobre todos los demás", criticó José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Curiosamente, el diferencial entre el bono español a 10 años y el alemán se redujo ayer tras haberse ampliado rápidamente en los últimos días por la amenaza de S&P. La deuda alemana se paga al 2,98%; la española, al 4,14%.
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