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Rajoy choca con los 'aguirristas' en la batalla por el control de Caja Madrid

El Gobierno reclama al líder del PP que se imponga en su partido y cierre la crisis

Carlos E. Cué

La batalla de Caja Madrid ya no tiene nada de económico. Por si había dudas, la pelea por el poder en la cuarta entidad financiera de España -que vive la peor crisis institucional de su historia precisamente en plena tormenta financiera, cuando más necesita no perder la confianza de clientes e inversores- se trasladó ayer al choque político. Los dos principales partidos se responsabilizaron de la situación interna, pero con una diferencia: mientras que en el PSOE, al día siguiente de que uno de sus consejeros desobedeciera al partido, ayer hubo unidad de criterio, en el PP se vivió un claro choque entre el líder, Mariano Rajoy, y el consejero madrileño Francisco Granados, uno de los más convencidos aguirristas.

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Tanto María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno, como José Blanco, número dos del PSOE, reclamaron a Rajoy que ponga orden en su partido para resolver el embrollo de Caja Madrid, condenada a una situación de bloqueo porque el viernes los aguirristas perdieron una votación clave. El consejero de Economía, Antonio Beteta, garante de la caja, ha respondido considerando "nula de pleno derecho" la reunión de la comisión de control -el organismo que regula las elecciones internas de la caja- en la que fue destituido Pablo Abejas, el hombre de confianza de la presidenta en la caja.

Para De la Vega, la situación de Caja Madrid "es un problema del PP" por lo que, "en todo caso, Rajoy es quien tiene que dar instrucciones, poner orden y coordinar los esfuerzos en relación a ese tema". En el Gobierno hay una gran preocupación sobre la caja, aunque, según fuentes socialistas, por el momento no se baraja la posibilidad de intervenir.

Blanco fue más lejos en su ataque. En un acto en Sevilla, aseguró que el PP se ha convertido en un "barco a la deriva" por lo que pidió a Rajoy que imponga su autoridad y ponga fin a la guerra entre Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón por el control de la caja. "Es tiempo de liderazgo, de propuestas y respuestas políticas, y es necesaria la determinación para generar confianza en nuestro país y en nuestro sistema financiero y sus entidades", aseguró Blanco. Para él, toda esta situación está generando "más desconfianza" precisamente en un momento difícil para el sistema financiero: "No es consentible que Caja Madrid esté inmersa en un debate por la ambición política de Aguirre y Gallardón para controlarla".

Rajoy fue entrevistado ayer por la cadena SER y habló un buen rato de la crisis de la entidad. Lejos de reconocer el papel de responsable del descontrol que le atribuyen Blanco y De la Vega, el líder del PP admitió que su partido está dividido en esto, pero dijo que también lo está el PSOE, ya que precisamente la ruptura de la disciplina de Francisco Pérez, uno de los representantes socialistas en la comisión de control que tenían la orden de votar con los aguirristas, fue lo que inclinó la balanza a favor de los gallardonistas y Miguel Blesa.

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El líder del PP, incapaz de poner de acuerdo a los aguirristas y los gallardonistas, defendió una solución drástica que ya había apuntado la pasada semana: la despolitización de las cajas. "Este espectáculo de que uno que es concejal de este partido o de este otro vote de una manera o de otra me parece muy poco edificante y que contribuye a generar muy poca confianza. Por eso creo que algunas cajas, especialmente Caja Madrid y La Caixa, deberían ser tuteladas por el Banco de España, y no por las comunidades".

Aunque Rajoy trataba de mantener una posición neutral y con su frase criticaba tanto a aguirristas como a gallardonistas, lo cierto es que su propuesta iba dirigida contra Aguirre, que ha cambiado la ley de cajas para que el PP madrileño controle aún más la caja. Así lo tomó Francisco Granados, consejero de Presidencia, que contestó con dureza a Rajoy mostrando la enorme división interna del PP. "No puedo estar más en desacuerdo" con Rajoy, declaró a Efe. "No le supongo mayor independencia a un gobernador del Banco de España nombrado por Zapatero sin el consenso del PP, que al consejero de Economía y Hacienda nombrado por Esperanza Aguirre, sino más bien todo lo contrario", sentenció.

La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre.
La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre.MANUEL ESCALERA

Al Banco de España

- Mariano Rajoy. Ha tratado de mantenerse al margen de la crisis, por lo que el PSOE le responsabiliza del descontrol en el PP. Los gallardonistas siempre han sostenido que estaba de su lado. Al final ha pedido que el Banco de España tutele a Caja Madrid y La Caixa, algo que ningún político español había planteado jamás.

Apoyo a Blesa

- Alberto Ruiz-Gallardón. En su enésima batalla contra Aguirre, ha salido, de momento, victorioso. Su apoyo a Blesa es fundamental porque, con la ley en la mano, antes de que Aguirre la cambiara, el alcalde controlaba el 70% de los votos que corresponden a ayuntamientos y puede ofrecer una plaza a Blesa para que salga elegido.

Frente a Rajoy

- Francisco Granados. Forma, con Ignacio González y Esperanza Aguirre, el trío del poder en la Comunidad de Madrid. Gran conocedor de la banca y jefe del PP madrileño, se ha encargado de controlar a su gente para ganar la batalla a Blesa. Se enfrentó a Rajoy por su propuesta de que el Banco de España controle la caja.

Al final, con Aguirre

- José Blanco. Es el factótum del PSOE y hombre clave en la crisis. Ha tratado de mantener

a su partido en una posición neutral, de abstención, mientras los dos sectores del PP se enfrentaban a muerte, pero al final ha tenido que optar y se ha colocado del lado de Esperanza Aguirre, al votar a favor de que se aplique la nueva ley.

Sin control interno

- Tomás Gómez. El líder de los socialistas madrileños primero pactó con los aguirristas para, según su versión, "dar estabilidad" a la caja. Después, la dirección nacional le dijo que debía abstenerse. Al final ha vuelto con Aguirre, pero no todos los suyos le obedecieron, y esa falta de control interno le hizo perder la votación definitiva.

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