La Junta del este
Nace una plataforma que promueve la autonomía de Granada, Jaén y Almería
El primer punto de su ideario ideológico es "promover la consecución de la autonomía para las provincias de Almería, Jaén y Granada" y el segundo, "denunciar las injusticias cometidas por la Junta de Andalucía que tantos agravios y menosprecios ha tenido con las gentes de Andalucía Oriental", así como el "rechazo a ser considerados en la práctica como ciudadanos de segunda y denuncia del centralismo sevillano". Estas son las bases de la autodenominada Plataforma por Andalucía Oriental (www.andaluciaoriental.org) surgida en un foro de Internet, a la que los políticos no le prestan, por ahora, demasiada atención aunque es un debate que les preocupa. Al fin y al cabo, la única manera de medir el éxito de estos proyectos es "cuando se presentan a las elecciones", afirma el secretario general del PSOE de Granada, Francisco Álvarez de la Chica, quien, no obstante, advierte de que "siempre hay que estar atentos a estos temas".
Sus fines son crear una especie de "bola de nieve" y si crece "crear un partido"
Cuando empezó hace más de un cuarto de siglo a discutirse el modelo autonómico, ya surgió desde Granada el debate de crear dos Andalucías. Y ahora resurge tímidamente en la inmensidad de la Red. Javier Ramírez, administrativo, es el secretario de la plataforma: "Es más razonable una autonomía pequeña. Entre las tres provincias suman más de dos millones de personas y una extensión similar a la de Cataluña". Los promotores dejan fuera de su proyecto a Málaga, que entraría en esa división tradicional geográfica, porque su peso poblacional y su fuerte dinamismo económico prevalecería sobre el resto. Sus fines son claros: conseguir que el "movimiento" cale en la sociedad, crear una especie de "bola de nieve" y si crece "crear un partido".
Ramírez considera que en el caso de Granada, la provincia ha ido perdiendo peso específico y ha pasado de ser un centro regional de referencia a uno provincial. No es el único que lo mantiene. El profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Granada José Torné-Dombidau escribía el pasado 27 de noviembre en las páginas del diario Ideal un artículo titulado ¿Es viable una comunidad autónoma de la Alta Andalucía? Su respuesta era afirmativa: "Frente al mal -el indiscutible centralismo sevilla-no-, el remedio: si no alcanzamos un aceptable grado de progreso y prosperidad bajo el mismo techo, mejor intentarlo fuera. Singularidad la tenemos. O con Jaén y Almería o con Murcia, o directamente con el Estado, que no es ninguna utopía".
Desde el Gobierno andaluz se considera que estos debates "no son buenos". "Es volver a dañar el proyecto de Andalucía", afirma el vicepresidente primero y líder del PSOE de Jaén, Gaspar Zarrías. Coincide con De la Chica, que el revivir de estos proyectos tiene mucho que ver con la actitud del Partido Popular en las capitales en las que gobierna. "El PP está sembrando la teoría del agravio comparativo e intenta deslegitimar al poder autonómico porque así cree que deslegitima al PSOE", sostiene De la Chica.
La posición de los alcaldes del PP grosso modo es la siguiente: todo lo bueno para mi ciudad lo hago yo y todo lo malo, la Junta. Al margen de los aciertos de los regidores y de los errores del adversario, esta política le está dando estupendos réditos electorales desde 1995. A lo que hay que unir, la lentitud desesperante en la puesta en servicio de muchas obras públicas en la zona oriental de la región, singularmente el AVE; o la torpeza a la hora de plantear la discusión de la futura sede de una gran caja andaluza.
Para el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada Fernando Fernández-Llebrez las razones por las que este debate vuelve a emerger son, entre otras, la falta de desarrollo de "cierta cultura abierta y cosmopolita" y apunta que el mantenimiento de la mentalidad localista "no ha sido discutido ni social ni políticamente lo suficiente como sería necesario". En su opinión, "la débil conciencia de Andalucía como un único territorio, lo que se vincula con la escasa vertebración del transporte público ferroviario en Andalucía, y la excesiva definición de dicho proyecto desde concepciones de agravio comparativo son armas de doble filo. Ni son buenas para la configuración de la propia comunidad autónoma, ni tampoco para su articulación interior".
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