"Parece un 'zulo', huele a humedad y a moho"
El Poder Judicial comprueba 'in situ' la penosa situación de un juzgado
"Parece un zulo", relató ayer la vocal del Consejo General del Poder Judicial, Gabriela Bravo, para referirse a los locales en los que se encuentran los juzgados de Mislata (Valencia). "Huele a humedad y a moho. Nos han dicho que han tenido problemas con pulgas, cucarachas y hasta ratas. No tienen calefacción y ha habido ocasiones en que han sido los propios funcionarios quienes han tenido que recoger el agua de las goteras cuando llueve".
Paredes ennegrecidas, locales sin ventilación, aparatos de fax rotos, ordenadores que se tienen que apagar para que otros funcionen. "Penoso y deprimente", exclamaba Gabriela Bravo al explicar la impresión que les causaron las dependencias de los juzgados de Mislata que, como vocal territorial, visitó junto al vicepresidente del Consejo, Fernando de Rosa. Sólo unos meses antes de ocupar ese cargo, De Rosa era el consejero de Justicia de la Generalitat valenciana. Es decir, el responsable de que ese juzgado de Mislata y otros de su comunidad estuvieran en condiciones.
"Han tenido problemas con pulgas, cucarachas y hasta ratas"
Las decanas de Mislata y Alzira fueron las primeras en responder al compromiso del CGPJ de visitar los partidos judiciales para canalizar sus demandas ante la Generalitat valenciana o el Ministerio de Justicia. La situación es urgente, como comprobaron ayer sus vocales. Bravo adoptó el compromiso, junto a De Rosa, de trabajar por mejorar la justicia con estas visitas a los juzgados para conocer, de primera mano, sus necesidades.
Sin embargo, no pensaba que la primera de esas necesidades sería mostrar el "absoluto abandono" con el que se encontró ayer. El mobiliario del juzgado es el que retiran de otras sedes judiciales. Para cuando llegó a Mislata, debía haber pasado ya por dos o tres juzgados más. "Para que un imputado no se cruce con su víctima lo meten en el servicio, según nos han contado, y, al no haber accesibilidad para minusválidos, la juez o el secretario han de bajar a tomar declaración a la gente a la calle o pedirle a la juez de la primera planta que les preste su puesto para poder trabajar", explicó.
Hace más de seis años que el personal del juzgado trabaja en estas condiciones. Aunque creen que hay un expediente en marcha, el caso es que allí siguen, en una situación en la que no pueden esperar a que se construya un nuevo edificio, sino que precisa de una decisión urgente.
Los medios materiales, técnicos y humanos de los juzgados dependen de la Generalitat valenciana, que tiene las competencias transferidas. Hasta hace cuatro meses el propio Fernando de Rosa era el responsable de estas dependencias. Quizá por eso ayer pudo solucionar in situ otro asunto planteado en el juzgado de Alzira. Según le explicaron a Bravo, existía un problema con la dirección general de Justicia, que les impedía contratar intérpretes, por lo que, en alguna ocasión "han tenido que dejar libre a algún detenido al que no se le podía garantizar sus derechos". Fernando de Rosa, con una llamada, logró solucionar este problema. La situación del juzgado de Alzira tampoco es comparable a la de un país civilizado.
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