La T-4 sigue sin recuperarse, con retrasos en la mitad de sus vuelos
Iberia cancela 16 viajes y todas las compañías sufren el mal tiempo en Europa
Por la mañana parecía que se iba a recuperar la normalidad en la T-4 de Barajas. Iberia estaba teniendo una puntualidad del 80% y su portavoz aseguraba que los pilotos, a los que la compañía acusa de estar en "huelga de celo" desde hace un mes, se estaban "comportando" en Reyes, como ya hicieron en Navidad y Nochevieja. Las colas en facturación y atención al cliente, aunque todavía fastidiosas, ya no asustaban tanto como el fin de semana. Había demoras, pero muchos vuelos salían y llegaban cuando tocaba, o casi.
Pero por la tarde volvieron en masa las anotaciones en color rojo a los paneles de información. Iberia pasó a tener retrasos de una hora de media en la mitad de sus vuelos. Se le juntaba la supuesta huelga de los pilotos -ellos la siguen negando- y el mal tiempo en varios países europeos, como Francia, Italia, Alemania y Bélgica. La segunda complicación afectó a otras compañías.
La aerolínea se reúne hoy con los pilotos para negociar el convenio
El vuelo desde Milán de las 12.55 de Vueling, que también opera en la T-4, llegó con cinco horas y media de retraso. Air France, con base en la T-2, tuvo que recolocar a los pasajeros que el lunes se habían quedado colgados por las restricciones del tráfico aéreo en el aeropuerto parisiense Charles de Gaulle. Había largas colas frente a sus mostradores.
Al menos tres vuelos Milán- Madrid de Iberia llegaron con entre tres y cuatro horas de retraso. Sin embargo, entre las peores demoras estaban los vuelos de larga distancia. El de Montevideo de las ocho de la mañana acabó aterrizando a las cinco de la tarde. El de Río de Janeiro se demoró cuatro horas y media. Esos vuelos, según la compañía, todavía estaban afectados por la resaca del fin de semana. Los retrasos se habían ido acumulando.
Iberia canceló ayer 16 vuelos y contrató otros tantos con otras compañías para ir sacando a los pasajeros atrapados en Barajas. Los hoteles seguían recibiendo a viajeros varados, como a medio centenar de italianos que se habían quedado sin poder llegar a Bolonia. Volvían de Miami, pero el avión se retrasó. Al llegar a la puerta de embarque, la mayoría con asientos asignados, se encontraron con que ya estaba lleno.
Iberia les había dado sus plazas a los que habían perdido el vuelo el día anterior. Un empleado de la compañía trataba de explicarles, en el mostrador de atención al cliente, que eso no se considera overbooking (sobreventa) y que, por tanto, no tenían derecho a compensación. Les decía que aun así, probaran a poner una reclamación. "No es justo. A algunos pasajeros sí se la han dado. O todos o ninguno", se quejaban Daniela Poli y su marido Fabio, exasperados porque iban a llegar tarde a su trabajo.
Hoy Iberia vuelve a reunirse con los pilotos para tratar de avanzar en las negociaciones del convenio colectivo, estancadas desde noviembre.
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