_
_
_
_
Editorial:Editorial
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Oportunidades en la crisis

Las recesiones no agotan todas las posibilidades de crecimiento de los mercados; sobre todo, suelen afectar con especial saña a aquellos negocios que durante los periodos previos de bonanza han sido especialmente prósperos o han cometido más excesos de oferta. En el caso de esta recesión, el mercado inmobiliario y el del automóvil ocupan el primer lugar entre los damnificados; completa el podio de la crisis el mercado de las vacaciones y el ocio, casi por razones obvias. Pero, al margen de ellos, casi todas las empresas de cualquier mercado pueden controlar sus daños si aplican políticas de ajuste adecuadas. La suposición de que incluso en los momentos más crudos de una depresión es posible encontrar negocios florecientes responde a la mera lógica estadística. Como adelantó George Soros en un libro reciente, ahora mismo se están fabricando las burbujas de los productos agrícolas destinados a la alimentación o el agua. Eclosionarán a su debido tiempo.

Lo que produce una sensación de extrañeza es la percepción de que algunos mercados gravemente afectados por la recesión no siguen las reglas del juego para sobrevivir a la crisis de 2008. Muchos negocios están respondiendo con bastante flexibilidad a la crisis. Por ejemplo, los restaurantes que han moderado los precios o han construido menús al lado de sus carísimas cartas sobreviven; por el contrario, han cerrado los que, por estructura de costes, no podían moderar los precios. Sin embargo, no está claro que en todos los mercados se esté aplicando esta táctica elemental de supervivencia. Por ejemplo, la evolución de los precios de la vivienda es confusa. Parece que los precios de la vivienda nueva se resisten a bajar, lo cual podría significar que los promotores no aplican los ajustes que requiere el mercado o bien sencillamente que las estadísticas de los precios de la vivienda son deficientes; o ambas razones pueden ser correctas. En cualquier caso, cuanto más tarde el mercado de la vivienda en bajar los precios hasta disolver el stock de pisos sin vender, más tardará en reanudarse el pulso inmobiliario en España. Y resulta que no existen hoy en la economía española actividades con suficiente arrastre como para sustituir al ladrillo en la generación de riqueza, y menos en un entorno de liquidez restringida hasta la agonía por la voluntad de las entidades financieras de restaurar sus balances.

A efectos prácticos, la evolución del mercado bursátil durante los primeros meses de 2009 desvelará cuáles son los mercados en los que será más cómodo invertir y obtener rentabilidad. Pero las tareas principales de la política económica siguen siendo hoy recuperar o normalizar el crédito -interbancario y entre bancos y empresas- y gestionar con éxito un programa de gasto público, a través de los ayuntamientos según ha marcado el Gobierno, para estimular el empleo y el consumo. En el primer caso, porque los bancos y las cajas están reteniendo la liquidez que los mecanismos de rescate de la deuda les han prestado, dicho sea con toda la sencillez posible. En el segundo caso, porque aprobar el plan de 8.000 millones de euros para invertir a través de los ayuntamientos es bastante más fácil que conseguir que ese dinero se aplique rápidamente y con provecho. No todo es política; también hay que gestionar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_