_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Noche y día

Elvira Lindo

Termina el año y el periódico se llena de recuentos. Los mejores libros, discos, películas, los personajes más populares del año. La unanimidad sobre el éxito es falsa, siempre hay gente como usted o como yo que, a menudo, no compartimos el entusiasmo por lo que parece gustarle a todo el mundo. Pero hay que aceptarlo como una tradición con la que los medios cierran el año. Lamentablemente, la lista se vuelve mucho más objetiva cuando se da cuenta de la desgracia. Sabemos el número de parados, el de muertos por accidentes de tráfico, el balance aproximado de víctimas de la ofensiva israelí sobre Gaza, el de los inocentes que se lleva por delante ese implacable cóctel que forman el sida y la pobreza, los millones de personas que mueren a causa del hambre estacional o ese terrible número, 73, el de las mujeres que en nuestro país perdieron la vida violentamente a mano de sus parejas en sólo un año, dejándonos sin motivos para creer en una solución inmediata. El ranking de los triunfadores que airean las listas anuales es arbitrario (a no ser que hablemos de los agraciados por la lotería), depende de algo tan caprichoso como el gusto. El ranking de los desgraciados, sin embargo, es contundente, está lleno de víctimas que no podrán contarlo o de criaturas que no tienen voz.

Pero en este día, a pesar de que el martillazo de la desgracia no se detiene nunca, cada uno de nosotros tiene derecho a replegarse. Esta columna no expresa opinión ninguna. Al contrario, desprende silencio. Contiene, eso sí, unos cuantos aromas heredados de la infancia, la casa oliendo a guiso de cordero mezclado con el perfume de las mujeres. Contiene también el recuerdo de otras Nocheviejas con algunas presencias que nos robó el tiempo. Y la luz irreal de un día de Año Nuevo en el que el corazón quiere estar, por unas horas, cerrado al ruido del mundo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_