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Reportaje:

¿En silla de ruedas? Vuelva mañana

Una línea de autobuses niega una plaza a un discapacitado que compró su billete

Pilar Álvarez

Primera forma de viajar de Madrid a Estepona. Comprar un billete de autobús, presentarse en hora en la estación de Méndez Álvaro, subirse al vehículo, peliculita, parada para el bocata, quizá un rato de siesta... Total: 7 horas y media de viaje, 618 kilómetros y 25 euros. Segunda manera: comprar un billete de autobús, presentarse en hora en la estación, no conseguir subirse al primer autobús, ni al segundo, no ver película, ni parada para el bocata, ni siesta. Total: más de 24 horas, 25 euros (los mismos) y ni un kilómetro de recorrido. Ayer, Manuel Lobato tuvo que conformarse con la segunda opción.

Porque Lobato, de 50 años y parapléjico, quería viajar con su silla de ruedas en el autobús de la empresa Daibus, del grupo Damas. No había rampa para que subiera ni hueco para que viajara, aunque envió a su hermano a confirmar su reserva en ventanilla. Tras varias opciones fallidas, una reclamación y múltiples visitas a la ventanilla, le dijeron aquello de: vuelva usted mañana. "Yo sabía que no las tenía todas conmigo, pero quería probar", explicaba ayer el hombre junto a la taquilla de Daibus. Sentados en el suelo, sus dos hijos, Marta, de 19 años, y Alberto, de 14, que también se quedaron en tierra sin poder empezar su plan para fin de año.

"Nos ha pasado muchas veces, siempre hay pegas", dice su hija

Marta suspira cuando se le pregunta si los problemas de viaje son algo habitual. "Nos ha pasado un montón de veces, un montón, siempre hay alguna pega", asegura. Alberto, sentado a su lado, la mira sin decir nada. Y su padre detalla el rosario de esperas en trenes, aviones, taxis y otros vehículos por querer viajar en silla de ruedas.

Esperaba que esta vez fuera distinto, pero no hubo suerte. Manuel Lobato, que vive en Logroño con su familia, compró los tres billetes hace dos semanas. Normalmente, viajan en tren o en avión pero se decidió por el autobús interurbano por primera vez porque la empresa prometía. Daibus ofrece el 100% de la flota equipada con plataforma elevadora para el acceso de minusválidos en sillas de ruedas y asegura en su página web que disponen de una plaza para discapacitados por viaje. Confiado, el viajero llegó ayer a la estación con los billetes en la mano una hora antes de que saliera su autobús. Comenzó a subir la gente y el conductor le dijo que él se quedaba en tierra, que la rampa no funcionaba, que la reserva de su plaza se debía a "un fallo humano". Y Lobato se plantó en la parte trasera del autobús e intentó pararlo para que no saliera. "Me ha quitado de en medio la policía", explica horas después. "Lo han levantado al peso, con silla y todo", añade su hija. Subió a la taquilla y pidió otro billete.

Primero le prometieron viajar en el autobús de la una de la tarde. Después le dijeron que lo intentara de noche. "Me he negado, mi salud no me lo permite", explica. Y presentó una reclamación en la ventanilla donde ayer una trabajadora le miraba con cara de circunstancia al otro lado del cristal. Una portavoz de Daibus declinó hacer declaraciones sobre la denuncia de Lobato. "Responderemos cuando nos llegue la reclamación", señaló. A la familia le han facilitado otros billetes para hoy por la mañana. Otra vez a las once de la mañana. Sin indemnizaciones por la espera, asegura.

No estuvo solo en la estación. Lobato es miembro del Foro de Vida Independiente, un colectivo que unos 800 miembros que lucha por la visibilidad de la discapacidad. Javier Romañach, uno de los socios, estaba ayer en la estación de Méndez Álvaro. "Lo único que digo es que las leyes se deberían de cumplir y en nuestro caso el incumplimiento es sistemático", señala. El Real Decreto 1544/2007, que regula la accesibilidad para discapacitados en los transportes, establece que los autobuses interurbanos deben tener reserva de plazas para discapacitados -un 6% de la población sufre discapacidad relacionada con la movilidad, según el INE-, y los vehículos deben incluir un acceso para los que viajan con su propia silla.

"Al final asumimos que no podemos viajar porque ocurre siempre lo mismo, buenas palabras y un padre y dos hijos en la calle tirados", añade. "Lo del transporte es un problema grave", añade al teléfono Alberto Rodríguez, de Cocemfe (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica). "Se está mejorando, las adaptaciones necesarias llegan poco a poco, pero cuando una rampa se estropea pasa mucho tiempo hasta que la arreglan", añade. "Las empresas prometen medios pero ya tendrían que tener todo su parque automovilístico adaptado". Foro de Vida Independiente y Cocemfe reciben quejas "continuas" por problemas relacionados con el transporte. Quejas como la de Lobato que, si hoy coge su autobús, habrá perdido más de un día para viajar de Madrid a Estepona.

Manuel Lobato espera junto a los autobuses en la estación de Méndez Álvaro.
Manuel Lobato espera junto a los autobuses en la estación de Méndez Álvaro.LUIS SEVILLANO

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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