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El conflicto de Oriente Próximo

"Ya era hora de bombardear"

La población israelí apoya sin fisuras al Gobierno - Los cohetes de Hamás matan a tres personas en un día

"Israel es su Ejército", afirma el agregado militar de una embajada europea. Y cuando el Ejército ataca, la población se manifiesta al modo de Fuenteovejuna. No hay fisuras en tiempos de guerra, y menos después de una jornada con tres muertos israelíes a causa de los cohetes lanzados por Hanás desde Gaza. Una de las víctimas murió en Ashdod, a 35 kilómetros de la franja.

Las sirenas de alerta sonaron seis veces ayer por la mañana en Ashkelón, 120.000 habitantes, mayoría de emigrantes rusos, a una decena de kilómetros de Gaza. Desde hace unos meses la ciudad es otra diana al alcance de los cohetes kassam. En sus calles transita poca gente. Y la poca que caminaba, corrió a las 12.30 camino del refugio o del portal más próximo. La sirena suena de nuevo.

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No se habla de otra cosa. En la estación central, a pocos metros de donde había perecido horas antes un trabajador beduino tras el impacto de un cohete, Raymond, un emigrante judío de Marruecos, sólo tiene una queja: "La operación es tardía. Hace ocho años que no se puede vivir en las inmediaciones de Gaza y ahora lo sufrimos también aquí". En lo demás, pleno acuerdo con su Gobierno. "Están haciendo un buen trabajo desde el aire, pero si no entra el Ejército por tierra será imposible acabar con los cohetes". El encogimiento de hombros aparece cuando se le pregunta por la muerte de inocentes en la franja. "Si bombardeamos edificios, habrá víctimas civiles", zanja.

Casi nadie se opone en Israel a tan feroz ataque de su aviación. Un montón mira para otro lado. Y la mayoría asume sin mayores dilemas el discurso y las razones que esgrime el Gobierno para la represalia. "Desafortunadamente, en una guerra también los civiles pagan un precio", son palabras de la ministra de Exteriores y candidata a la jefatura del Gobierno, Tzipi Livni.

"Es una buena respuesta. Ya era hora de bombardear. No podemos aceptar que nos lancen cohetes a diario", afirma Euvgeni, un soldado de origen ruso que en una hora ha de partir hacia la frontera. Le queda un mes de servicio y Euvgeni vive esta guerra con aparente desdén. Como otros uniformados que descienden del autobús en Ashkelón riendo y bromeando. No son los mismos rostros -serios, desencajados- de los soldados que en agosto de 2006 se enfrentaron a Hezbolá en Líbano. El enemigo, Hamás, lanza cohetes, pero su poder en el combate en tierra es irrisorio respecto al de Israel.

No se atiende a argumentos de proporcionalidad cuando se va a la guerra. En ésta que ya lleva tres días han muerto veinte veces más palestinos que israelíes en ocho años de disparos de cohetes. Cuando se marcha al frente de batalla, los israelíes hacen piña y consideran una piña al enemigo.

Un israelí yace herido por un cohete de Hamás en Ashkelón.
Un israelí yace herido por un cohete de Hamás en Ashkelón.REUTERS

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