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Dos días de fiesta para celebrar la alcaldía

Tras abandonar el salón de plenos escoltados por la Guardia Civil, guardas de seguridad contratados a una empresa privada y un grupo de porteros de discoteca a los que nadie sabe aún quien pagó para amedrentar a los vecinos que protestaban contra la moción, ese fin de semana fue de fiesta para Nidia Arévalo y sus siete concejales. El mismo viernes 12, el PP de Mos alquiló un salón de actos en el Hotel Méjico de Vigo, donde por la noche corrió el champán y el presidente de Nuevas Generaciones entregó un ramo de flores a la flamante alcaldesa en nombre de los 150 asistentes. No había representantes del PP provincial.

Al día siguiente el PP de Mos volvió a brindar por el poder en propia casa, dentro de la bodega Laval, donde la nueva regidora y sus ediles sí contaron ya con el apoyo explícito de la dirección provincial del partido. Fue en la cena de navidad que el grupo popular celebró ese sábado 13 de diciembre. Chema Figueroa, vicepresidente de la Diputación y del PP de Pontevedra y a quien todas las fuentes, del partido y ajenas al mismo, atribuyen el mayor protagonismos en las negociaciones con el tránsfuga, descorchó el champán y personalizó la felicitación al nuevo gobierno en Nidia Arévalo [en la foto que acompaña esta información]. Louzán estaba desaparecido por aquellos días y Figueroa disculpó su ausencia en el acto "por encontrarse fuera de Galicia".

"Hoja de ruta"

El mismo día en que el PP gallego, después de ver en toda la prensa las fotos de vigilantes privados y porteros de discoteca escoltando a sus concejales, emitía su enésimo comunicado desautorizando la maniobra de Mos, el número dos de Louzán brindaba con los promotores de la censura. No era nada nuevo. El 28 de septiembre Figueroa ya había dado "libertad" a la agrupación de Mos "para escoger su hoja de ruta" mientras la dirección regional y el propio Feijóo deslegitimaban en público y en privado el acuerdo con el tránsfuga.

Los argumentos de Figueroa fijaron siempre una idea recurrente: el PP no había obtenido el poder en las municipales por sólo 90 votos, era la fuerza mayoritaria y, por tanto, estaba legitimado para gobernar. El pacto con un tránsfuga pasaba a ser una cuestión menor: el sueldo de una dedicación exclusiva y poco más. El problema lo habían generado los socialistas. Con Feijóo de viaje por América, fue la tesis que se impuso en el PP. Ahora el partido se ha dado un plazo de seis meses para determinar si lo ocurrido en Mos es o no un caso de transfuguismo. Esta mañana la Diputación Provincial votará una moción socialista para condenar esas prácticas.

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