_
_
_
_
CÁMARA OCULTA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Gentes de 'tele'

La muerte del director neoyorquino Robert Mulligan nos hace recordar aquellos tiempos de los cincuenta y sesenta en que la televisión era el camino que abría las puertas del cine. Arthur Penn, Martin Ritt, John Frankenheimer, Sidney Lumet y el mismo Mulligan, entre otros buenos, trasladaron a la gran pantalla lo que previamente habían experimentado en la tele emitiendo en directo historias complejas: El zurdo, Doce hombres sin piedad, Marty...

En España ocurrió más tarde, en los sesenta, aunque sin la misma calidad. Era frecuente oír entonces a las gentes del cine ironizar sobre los que trabajaban en la tele. "El que vale, vale, y el que no, a la televisión", decían. ¿Recuerdan los comentarios mordaces del crítico de teatro interpretado por George Sanders en Eva al desnudo? En uno de ellos le replicaba a Marilyn Monroe: "¿Pruebas para la televisión? Amiguita, eso es la televisión, sólo pruebas".

Parece que ahora ocurre lo opuesto. Hay guionistas de cine que se pasan a la tele, y películas de cine que se empeñan en reproducir esquemas de comedias televisivas, probablemente con el afán de conquistar al público ofreciéndole más de lo mismo. Pequeñas historias fragmentadas que se suceden como en capítulos semanales, narraciones sincopadas, juegos corales..., elementos que dan a veces en el clavo -Aída-, pero que en la mayoría no pasa de la astracanada.

Renovación estética

En Estados Unidos la televisión sigue viva, más allá de las series familiares, todas atroces, o de los concursos, siempre abominables. Algo de esto contaba no hace mucho tiempo Robert Mulligan durante un desayuno en Los Ángeles. Se sentía decepcionado por el estado del cine de Hollywood, y dolido por la jubilación temprana a la que obligan las compañías de seguros que rara vez avalan el rodaje de un director entrado en años.

Mulligan confiaba en que de nuevo fuera la televisión la que abriera puertas y ventanas, la que renovara esquemas y estéticas, como así ha sido (la norteamericana, se entiende), aunque a él no le haya correspondido intervenir en esa renovación.

Mulligan había tirado la toalla. Lo contrario de su compañero de generación Sidney Lumet, que a sus 84 años nos sorprendió con la dolorosa y moderna Antes que el diablo sepa que has muerto, y que ahora está preparando una nueva película.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_