"Llevamos así diez años. La puerta del baño cayó sobre una niña"
La falta de inversión acelera la degradación de los colegios de La Marina Alta
Carla le hace una señal a los padres y madres que han acudido junto a sus hijos a protestar al Ayuntamiento de Dénia: "Ahora". Y justo cuando el pleno inicia el enésimo debate sobre la degradación de las instalaciones educativas de la ciudad, decenas de personas alzan pancartas con una escueta pregunta: "¿Per què han deixat morir la nostra escola?" ("¿Por qué han dejado morir nuestra escuela?"). Carla y los suyos visten de negro, de luto, de duelo por el colegio de La Xara, cerrado porque amenazaba ruina. Este tipo de escenas se repite en numerosos municipios de La Marina porque la Consejería de Educación ha sido incapaz de responder con colegios e institutos al tirón demográfico experimentado por las comarcas de la costa durante los buenos tiempos de la construcción. Y las carencias en la enseñanza se han multiplicado en Dénia, en Pego, en Els Poblets, en Ondara, en La Vila Joiosa.
El tirón poblacional de la comarca no ha ido acompañado con nuevos centros
Unos días antes de la protesta en el pleno, Carla y los otros integrantes del AMPA de la Xara tuvieron que arrimar el hombro para trasladar a pulso o en carretillas pupitres y material escolar desde el colegio clausurado hasta unos locales comerciales donde se impartirán las clases mientras no estén preparados los nuevos barracones. Y después deberán aguantar en estos al menos dos años, mientras la consejería construye un nuevo centro. "Llevábamos diez años denunciando el mal estado del colegio y no nos hacían caso; incluso la puerta de un baño se vino abajo sobre la cabeza de una niña de 3 años", relata Carla. Las promesas ya no bastan. "Hemos decidido que los niños no entren a clase hasta que no haya un compromiso firme sobre el nuevo colegio". Con ese propósito, se han recogido ya casi 3.000 firmas.
La Consejería de Educación se ha especializado en crear "centros virtuales", formados exclusivamente por barracones desperdigados por cualquier solar. Es el caso del instituto Número 3 de Dénia, cuyos escolares han inundado Correos con centenares de cartas dirigidas al consejero Alejandro Font de Mora para exigirle soluciones. Una de ellas, escrita por una alumna de 3º de ESO, condensa en pocas líneas años de degradación educativa: "Me dirijo a usted para expresar mi descontento por las deficiencias que tiene mi instituto y que influyen en la calidad de la enseñanza que recibo, ya que los barracones tienen goteras y cortocircuitos, no tengo material de laboratorio ni libros en la biblioteca, las aulas son pequeñas, no tenemos gimnasio, el material de deporte es escaso y no sustituyen a los profesores de baja". La misiva concluye con un ruego conmovedor: "Sé que usted tiene capacidad para resolver nuestros problemas y por ello le invito a visitarnos y que conozca nuestro instituto".
En Pego sucede lo mismo. La comunidad escolar del Carolina Sala vio cómo su antiguo edificio era derribado, mientras que el nuevo apenas es hoy un esqueleto de hormigón, pese a que tenía que estar concluido hace un año. "Las prefabricadas son pequeñas y sin insonorizar, y los pasillos están al aire libre, por lo que los alumnos pasan frío", señala la presidenta del AMPA, Aurora Pons, quien teme lo peor: "Nos han dicho que en La Vila llevan 10 años en barracones y no queremos acabar así". Pego también decidió salir a la calle.
"Las medidas de presión es lo único que nos queda y además dan resultado", señala un profesor. "Ondara estuvo años manifestándose y cortando la carretera nacional hasta que logró su instituto". El problema es que este curso, las movilizaciones se repitieron en Ondara porque la fachada del nuevo centro se caía a pedazos.
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