Esos potajes de Pepito...
Ocho asturianos evocan rincones y momentos mágicos en el Principado
Los desfiladeros salvajes y la bruma a la altura de los tobillos, las mareas bravas de San Agustín. Un paseo sobre la hierba mullida del Cabo de Peñas, para abrir el apetito a las nécoras. Una carrera de karts en el futuro circuito de Fernando Alonso. Los conocidos cachopos, seguidos de una siesta en el prado, al sol, cuando llega el verano. De la arquitecta Patricia Urquiola al cantante Melendi, ocho asturianos evocan los rincones mágicos de su tierra.
CABO DE PEÑAS
Patricia Urquiola
Dice Patricia Urquiola, arquitecta y diseñadora asturiana de prestigio internacional, que su padre le cuenta siempre la misma anécdota, en la misma época del año y de paseo por un mismo lugar: el cabo de Peñas, el punto más septentrional del Principado de Asturias. El ritual transcurre a menudo en algún momento entre Navidad y Nochevieja. Padre e hija suben al coche en Meres, donde vive la familia de esta reconocida diseñadora de mobiliario afincada en Milán. Por las pistas retorcidas como una serpiente que van camino al cabo de Peñas, la música va a todo volumen. Ahí empieza la desconexión. Luego desembocan en el paisaje espectacular del cabo. Un paseo sobre la hierbamullida, al borde de los acantilados. Al frente, el Cantábrico embravecido por el invierno. Y entonces su padre rememora la historia de aquella vez que salió a pescar lubinas con su amigo Berjano. En mitad de la mar, violenta como sólo lo puede ser en el Cantábrico, el motor de la embarcación se quedó sin gasolina. Los dos amigos pasaron horas a la deriva. Por suerte, alguien los encontró. Se salvaron de milagro. Y con el regustillo que deja saberse vivo, padre e hija saborean entonces unas nécoras en alguno de los chiringuitos de la zona. "Me llena de energía", dice Urquiola. "La intensidad de la naturaleza, caminar por los desfiladeros...Es un paisaje que sólo tenemos los irlandeses y nosotros".
MAREAS DE SAN AGUSTÍN
Gonzo Suárez
El creador de videojuegos Gonzo Suárez nació en Barcelona, pero sufre, como efecto colateral de su filiación, un profundo enraizamiento a orillas del Cantábrico: es hijo del director de cine Gonzalo Suárez, asturiano de pro y enamorado de su tierra. Pero Gonzo, más que una localización, elige una época del año: "A finales de agosto, con las mareas de San Agustín, que son unas mareas muy bestias, la costa de Llanes se vuelve un paisaje lunático. Cuando el mar se retrae, baja hasta dejar al descubierto una parte de playa que nunca se ve. Parece una especie de segundo mar de arena dura. A uno le da la sensación de estar caminando por un lugar extraterrestre". Cuando el agua se retira aparecen pedazos de roca escondidos, peñones, y asoman islotes de arena desconocidos hasta entonces. Una geografía nueva a la que uno se puede acercar nadando. "Yo lo hacía de niño", dice Gonzo. Porque al hombre que ideó el videojuego español más vendido de la historia, Comandos, Asturias le devuelve a su infancia, a un verano que pasó con el cineasta estadounidense Sam Peckinpah, invitado por su padre; a la pesca de pulpos, a esa mágica bruma sobre la arena: "A primera hora del día se forma una niebla densa y muy baja. Queda a la altura de la espinilla. Es algo que no he visto en ningún otro sitio del mundo. Convierte la costa en un panorama de ensueño".
CASA PEPITO
Blanca Romero
La actriz y modelo Blanca Romerosuele decir que nació en una aldea preciosa y salvaje, cerca de Gijón, donde se mudó a los 13 años. Fue antes de dar el salto a París y a las colecciones de Christian Dior sobre la pasarela. Ahora, si tiene que quedarse con un lugar de su tierra, se decantaría por un pedazo sencillo y para nada sofisticado: Casa Pepito (Casamori, 1; 985 89 90 12), un restaurante en Peón, con gastronomía típica del concejo al que pertenece, Villaviciosa, donde el menú es mitad mar, mitad ría: fabes con almejes, fabes con llámpares (lapas), fabes con marisco, fabes con jabalí, fabes con arcea... Casa Pepito está bajando el monte donde vivo. Es como una segunda casa para mí, donde siempre soy bien acogida y hay un potaje caliente esperándome. Julita tiene una cocina buenísima. Sirven sidra, y los fines de semana toca parrilla", cuenta la protagonista de la serie Física o química (Antena 3). Todo construido en piedra y con una chimenea humeante, el hogar resulta rústico y acogedor. "Recuerdo alguna Nochebuena allí y juergas flamencas con fabada y muchas risas. Siestas en el prao en verano y buenos paseos donde bajar la comida". Haga frío o calor, dejarse caer por Casa Pepito siempre tiene un final feliz.
SAN JUAN DE BELEÑO
José Velasco
El Cantábrico (Avenida de Santander, 16; 985 22 00 28), aparte del mar que baña toda la región, es uno de los restaurantes más populares de Oviedo, donde aseguran que preparan los mejores callos que jamás nadie haya probado. Allí cayó hace ya tiempo una estrella Michelin. Y de sus paredes cuelgan dos fotografías de una aldea rodeada de monte verde. De cuando en cuando, los clientes se acercan a las imágenes y, con curiosidad, preguntan al cocinero y dueño del local, José Velasco: "Y eso de allí, ¿dónde es?". A lo que Velasco responde con orgullo: "Es donde nací, San Juan de Beleño". Situada en el Concejo de Ponga, en la falda de los Picos de Europa, esta aldea es el lugar perfecto para hacer una escapada al Monte Peloño y perderse por entre la hojarasca de uno de los bosques de hayas más importantes de España. Desde un alto al que los lugareños llaman "los bedules", explica Velasco, se puede admirar una de las vistas más impresionantes de los Picos de Europa. "Y si a uno le gusta la caza, se puede ir al coto de los Condes de Pidal. Hay corzos, jabalíes, faisanes... Y, por cierto, ahora, en diciembre, ¡comienza la matanza del cerdo!". Hasta este rincón de Asturias, prosigue Velasco, se acercó la riqueza de las Américas. "Muchas de las casas son preciosas, construidas por los indianos que volvían de México y Argentina. De hecho, mi padre, que era de Ribadesella, llegó a San Juan de Beleño para trabajar en la construcción, y entonces conoció a la que sería mi madre. Se enamoró de ella, claro. Y de Beleño".
LLANERA
Santi Cazorla
El descanso del guerrero requiere buena comida, deporte y prados verdes. Todo eso se encuentra en Llanera, dice Santi Cazorla, el centrocampista del Villarreal, que regresa siempre en vacaciones al pueblo que vio nacer y forjarse un campeón de Europa con la selección española. "Cuando ando por allí", dice el futbolista, "aprovecho para ver a la gente ya los amigos del pueblo... Siempre encontramos alguna excusa para ir a tomar una botella de sidra. Y como se come allí no se come en ningún sitio. Tienen un cachopo queme encanta". El cachopo es un plato regional de ternera, jamón y queso, rebozado con huevo y pan rallado. Una bomba suculenta. Cazorla dice que su mejor recuerdo en este concejo, situado a unos 11 kilómetros de Oviedo, no es gastronómico, sino lúdico: las fiestas de prados que se celebran al principio y al final del verano, mientras dura el buen tiempo. "Es el mejor momento para visitar Llanera. Toda la gente se echa a la calle. Se montan chiringuitos y carpas en los prados para tomar sidra. Hay bandas de música tocando... Tengo un montón de recuerdos de juventud en estas fiestas. Pasé momentos muy bonitos". El también asturiano Fernando Alonso ha querido dejar su rastro en este concejo levantando un centro deportivo que llevará su nombre. Previsto para 2010, el complejo Fernando Alonso constará de un circuito de karts y un museo del bicampeón del mundo de la Fórmula 1. Es parte de la oferta deportiva de la que Cazorla alardea: "También hay campos de fútbol, claro, de tenis, pádel...". El complemento perfecto del ocio y la gastronomía, el descanso merecido del guerrero.
VIAVÉLEZ
Corín Tellado
La novela romántica española cuenta con un lugar de nacimiento, donde se junta el mar con la ría, en el Principado de Asturias. La escritora Corín Tellado describe así su rincón favorito de Asturias, que es también su cuna, Viavélez: "La entrada por la Caridad se hace a través de una zigzagueante carretera; cuando inicias la bajada, todo es arboleda. En la entrada se alzan unos árboles preciosos a ambos lados de la carretera. No son de hoja perenne, pero en verano se pueblan profusamente. Luego entras en lo que es el puerto y se une la ría con el mar. En lo alto circundan el muelle unas bonitas casas, y otra vez los árboles, los eucaliptos. Aquella bahía, en medio, es una preciosidad. La bocana del puerto conduce mar adentro. En la parte baja del pueblo están los cuarteles y a su lado hay una taberna, La Taberna de Viavélez (avenida del Puerto, s/n), con todo el entorno lleno de casas. Desgraciadamente, hoy un poco vacías, porque la gente va falleciendo y no nace otra. El mes de agosto se llena totalmente, porque muchas casas son de los veraneantes". De allí hay muchos recuerdos que arrastra Corín a sus 82 años. Uno, dice, es permanente, el del día que estalló la Guerra Civil: "Había mucho movimiento en mi casa, poniendo colchones en la ventana". En el extremo oriental de la provincia, lamiendo Galicia, Viavélez se ha transformado en un bonito rincón marinero, de elevado atractivo turístico y rodeado de playa.
BASÍLICA DE COVADONGA
Paula Echevarría
Resulta sencillo adivinar el rincón predilecto de la actriz asturiana Paula Echevarría: Covadonga. Llegó hasta allí en julio de 2006 vestida de blanco y cogida del brazo de su padre; salió amarrada al del cantante cántabro David Bustamante. Nacida en Candás, Echevarría dice que, "desde muy chiquitina", su familia y ella iban al menos una vez al año a pasar un día en Covadonga. "¡Para mí era mejor que el mismísimo día de Reyes!". Sus tíos, cuenta, se casaron en la basílica de Covadonga cuando ella tenía seis años. "Entonces dije que si algún día me casaba lo haría allí. ¡Y lo cumplí!". De estilo neorrománico y levantada en 1901, la basílica está construida entera de piedra caliza rosa. "Covadonga es un lugar mágico y salvaje...Me gusta el viaje, por una carretera entre montañas, hasta desembocar en su basílica majestuosa. Y luego mirar hacia otra montaña y encontrar dentro de ella una cueva con un altar y una virgen preciosa". La actriz se refiere a la cueva de Covadonga, donde está su virgen, y la tumba de don Pelayo, rey Astur del siglo VIII. "Luego está la gran cascada natural, cayendo desde allí... Y los asturcones". Este poni ágil y parduzco suele pastar por los prados del primer espacio natural de España, protegido desde 1918; el Parque Nacional de Covadonga y Picos de Europa.
ARENAS DE BELONCIO
Melendi
El músico y cantante Melendi es mestizaje de pop, rock y rumba. El resultado de un ser asturiano bastante nómada, que va por la vida "sin pausa pero sin prisa", según ha declarado en alguna ocasión. Por eso, quizá, por el mestizaje y la pausa, dice que nació en Oviedo hace 29 años y que ésa es su ciudad. Pero que, si tiene que elegir el rincón más especial de Asturias, viajaría hasta el oriente del Principado, a la zona de Infiesto, Arriondas, Ribadesella y Covadonga. "Y de toda esa geografía me quedaría en concreto con un pueblecito llamado Arenas de Beloncio, situado en el alto de la Virgen de la Cueva (Covadonga). Allí pasé todos los veranos de mi infancia". Se trata de una aldea de alta montaña, con vistas al Naranjo de Bulnes y los Picos de Europa, con una población que se multiplica en verano por su elevado atractivo turístico. "Pero durante el año es muy chiquito", dice el artista ovetense, que acaba de alzarse con el premio al mejor solista del año concedido por la cadena 40 Principales. "El centro neurálgico de Arenas de Beloncio es la plaza de Lareña, donde se encuentra la escuela y los dos únicos bares del pueblo. De allí, lo mejor eran esos partidos de fútbol en la plaza, las primeras cosas de la adolescencia...".
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