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Los patrones mayores ven inviable lograr la paridad en las cofradías

La imposición de candidatas llega a los puertos gallegos con mar de fondo

Sirenas, vírgenes o compañeras fieles. Así evoca la literatura popular a la mujer de mar a quien, en rara ocasión, le concede el protagonismo que ha tenido y tiene en las faenas de la pesca. No sólo en el marisqueo, donde superan las 5.500 profesionales, sino en toda la cadena productiva (extracción, comercialización o conserva, donde representan el 95% de los puestos de trabajo). Un papel secundario o complementario al del hombre que se palpa aun a pie de playa y, sobre todo, de puerto.

En aras de romper ese patriarcado, la Consellería de Pesca impulsa la implantación de políticas de igualdad en varios frentes: paridad en la dirección de las cofradías, conciliación laboral y familiar y reconocimiento de derechos. De todos, el primero, que llega de la mano de la recién aprobada Lei de Pesca, es el que más reticencias despierta. Recibida por algunos con escepticismo y por otras con satisfacción, la paridad arriba a los puertos gallegos precedida de expectación. La norma establece que en todo proceso electoral las listas deben ir conformadas por hombres y mujeres al 50%. Para los patrones mayores la medida es "inviable", ya que los cabildos tienen uno o varios representantes por arte, en función de su peso y, en algunos sectores, la presencia femenina es anecdótica cuando no nula. Así lo dice, al menos, el presidente de la Asociación Nacional de Cofradías y responsable del pósito de Malpica, Genaro Amigo que, aunque apuesta por que haya más paridad, explica que aquellos pósitos en los que predomina la pesca artesanal, el cerco o las artes menores "es más difícil aplicarlo porque no hay mujeres que lo trabajen".

La Lei de Pesca es la norma que más reticencias presenta en el sector
El presidente de las cofradías cree que la legislación es "enrevesada"

Es el caso de Malpica. "Aquí hay una docena de personas en el cabildo, que seis sean mujeres siendo el marisqueo el sector menos importante es imposible". Lo mismo sucede, dice, en Laxe o Fisterra. Para Amigo "lo más importante es que haya igualdad y que todos los sectores estén representados". Lo demás, dice, "no es lógico". Pero ésta y otras cuestiones de las que discrepan -y que ya fueron objeto de sus alegaciones- "no son una sorpresa, siempre hay leyes más enrevesadas", dice.

No obstante, el secretario general de Pesca, Miguel López Sieiro, contrarresta su argumento: "Es muy difícil si no se intenta. No creo que exista en Galicia ninguna cofradía que no cuente con un número suficiente de mujeres para estar representadas en los órganos de gobierno". Sieiro reconoce que su presencia en las embarcaciones es todavía "anecdótica" pero quizás no por mucho tiempo. Desde el Cetmar trabajan en un proyecto para habilitar los barcos a las necesidades femeninas, sobre todo en lo que a espacios privados se refiere. Detrás de esta iniciativa está la demanda de un sector que en la última década ha dado un salto en la lucha por la igualdad. En Ferrolterra lo saben bien. Mugardos y Barallobre tienen al frente de sus pósitos a dos mujeres, igual que en Miño, Pontedeume, Vilanova o Lourizán. Virginia Souto es la patrona mayor de Barallobre y, tal y como ella lo ve, "la cuestión no es que seas hombre o mujer, sino que seas válido para ese cargo". En todo caso, se manifiesta "de acuerdo con que la mujer se vaya integrando" porque "hay cofradías en las que la mayoría son mariscadoras y no tienen esa representación". No es el caso de este pósito, cuya junta general cumple al dedillo con el modelo que aspira a imponer la Consellería de Pesca. "Aquí somos 16, ocho mujeres y ocho hombres". Otra patrona mayor, ésta de Vilanova (Pontevedra) donde "ya superamos a los hombres", se queda a medio camino de unos y otros. Evangelina Lago defiende la buena gestión de las féminas porque "nosotras somos mas pedichonas". Pero quien rompió la brecha fue "Ana Mistral, en Lourizán, ella fue la primera, luego empezó a haber más patronas mayores en A Coruña". Un éxito cosechado a base de formación, asociacionismo, y toma de conciencia de la valía femenina.

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