_
_
_
_
A TOPE | Fin de semana
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Y ahora, los italianos

Recuerdo las conversaciones que tenía con mis amigos después de ver JFK de Oliver Stone, la película que especulaba con que la versión oficial del asesinato del presidente Kennedy era una farsa. Primero comentamos lo mucho que nos había gustado pero inmediatamente después nos preguntábamos por qué no se hacía algo así en España. Nos imaginábamos películas como JFK pero sobre el aceite de colza o el 23-F. Creíamos que la historia cercana era más interesante que hacer películas sobre la Guerra Civil y la posguerra, que a nosotros, nacidos después de la muerte de Franco, se nos quedaban un poco lejos.

Me ha venido a la cabeza todo esto por el estreno de dos películas políticas hechas en Italia que han tenido un éxito brutal en su país y en el resto del mundo y que me parecen modelos más cercanos. Cine de denuncia, con importante carga política, realismo atroz y cercanía en el tiempo.

Tanto Gomorra como Il Divo han resucitado el cine italiano, una cinematografía que como la española está en permanente crisis y que no deja de añorar los tiempos en que era una gran potencia mundial que paría obras maestras de Fellini, Visconti o Antonioni. Pero las películas italianas que este año han reventado las taquillas de toda Europa son herederas del cine político de los sesenta y setenta, aquel que realizaban Elio Petri o Gillo Pontecorvo. Gomorra es un retrato descarnado de la mafia napolitana, un mosaico sobre cómo la Camorra extiende sus tentáculos a todos los niveles sociales. Por su parte, Il Divo es un retrato nada complaciente de Giulio Andreotti, el que fuera primer ministro italiano.

Y claro, uno se pregunta: ¿se podría hacer esto mismo en España? Imaginemos una película sobre Felipe González por ejemplo. ¿Se podría producir? En Francia, sí; ya hicieron un biopic de Mitterrand. En el Reino Unido se atrevieron a hacer The Queen. Y en Estados Unidos Oliver Stone acaba de dirigir una sobre Bush. Aquí sólo vienen a la cabeza cintas como El Lobo o GAL, que produjo El Mundo. Mientras la primera tuvo cierto calado en el público, la segunda fue un desastre de taquilla y en cuanto a resultados, más parecidos a los de una viñeta de El Jueves que a una película política sólida.

Hubo una oportunidad durante los primeros años de la democracia de hacer un cine interesante. La muerte de Mikel o Asesinato en el Comité Central marcaban sendas que no se han seguido, en primer lugar, porque el cine está en permanente crisis y no se quiere arriesgar, y en segundo lugar, porque en España no nos distinguimos por nuestra audacia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_