Adopción homosexual
El título no deja lugar a dudas sobre las intenciones reivindicativas de la película. Viven, aman, gozan, sufren, sueñan y mueren como los demás. Poca gente duda ya de ello, al menos en el mundo más civilizado. Hablamos, naturalmente, de los homosexuales. Pero, ¡ay!, aún queda un tema pendiente, si no en el apartado legal, al menos sí en el social (e incluso en el jurídico): a la masa le entran las dudas cuando se trata el tema de la adopción de niños por parte de familias homoparentales. Una polémica, aquí y en Francia, sobre la que Vincent Garenq ha compuesto Como los demás, comedia aderezada de algún ribete dramático, en la que el espectador deberá buscar entretenimiento, cierta pulsión romántica, capacidad para el agrado y algo de chispa. Si espera encontrar trascendencia, ética del comportamiento, complejidad en el tratamiento de la temática y respuestas morales a sus grandes preguntas, se dará de bruces con la banalidad de la receta.
COMO LOS DEMÁS
Dirección: Viencent Garenq.
Intérpretes: Lambert Wilson, Pilar López de Ayala, Pascal Elbé, Anne Brochet.
Género: comedia dramático. Francia, 2008.
Duración: 93 minutos.
Como los demás es una película con el tono, la simpatía, la tibieza, el encanto y la ligereza que le hubiera dado, por ejemplo, cualquier gran producción de Hollywood. Puede que incluso un escalón por debajo, ya que, por comparación, la cinta de Vincent Garenq no llega a la altura de la muy semejante en diversos aspectos Mucho más que amigos (Nicholas Hytner, 1998).
Tras una década escribiendo y dirigiendo series de televisión, Garenq se preocupa de que su primer largometraje abarque todas y cada una de las aristas existentes en la temática: la relación de fachada con Asuntos Sociales, la búsqueda de una madre de alquiler, el tratamiento del sexo, la aparición del amor, el papel de la familia y de los amigos... Sin embargo, todo reluce como un dibujo mecánico de escuadra y cartabón, en el que las conclusiones parecen las más lógicas para la dramaturgia de la película, aunque para ello haya que tirar muchas veces por la calle de en medio y dejar en el alero las razones que llevan a algunos de los protagonistas a adoptar tales posturas. La vida es cambiante y los modos de dirigirla, aún más, pero en el cine los caprichos argumentales acaban pagándose con la incomprensión del espectador.
Babelia
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