_
_
_
_
Reportaje:

El niño que falseó su poético mundo

Jesús Franco, 'goya' de honor, defiende el poder lúdico de las películas

"Ha sido maestro inimitable no sólo en la transmisión del oficio, que ya sería bastante, sino en algo mucho más importante como es la transmisión de la alegría del hacer, el puro placer de trabajar en este arte tan complejo que es el cine, desnudándolo de todos los atributos paralizadores que puede tener", subrayó Ángeles González-Sinde, presidenta de la Academia de Cine, en la presentación del encuentro con la prensa que mantuvo ayer el cineasta Jesús Franco, que recibirá el Goya de honor en la ceremonia de 2009.

Este reconocimiento oficial llega cuando aún resuenan los ecos del estimulante ciclo que dedicó el pasado verano la Cinemateca Francesa al cineasta, bajo el oportuno título de Jess Franco, fragmentos de una filmografía imposible. Fijar una canónica y fiable filmografía completa en una trayectoria en la que abundan dobles y triples versiones, trabajos inacabados y algún que otro título fantasma -en ocasiones rodado, pero no positivado- parece tarea casi imposible, pero la Academia colgará en la Red el fichero razonado de las 188 películas que integran (versiones espurias aparte) el conjunto de su obra como director. Ha contribuido a la labor José Luis García Sánchez, que lleva años preparando un titánico documental sobre el homenajeado, Los blues del tío Jess. Entretanto, siguen apareciendo páginas web consagradas a glosar la obra del autor de Gritos en la noche (1962): el Franconomicón (franconomicon.wordpress.com) es una de las más recientes y ambiciosas.

"Jesús es un niño que nunca ha madurado y se merece la etiqueta de heterodoxo", señaló García Sánchez. "Podría haber sido muchas cosas honradas, pero eligió ser El Coyote. Si un señor se forma a partir de El Coyote es inevitable que lo suyo tenga que ver con la marginalidad, el hábil manejo del disfraz, la documentación difusa... Es un niño que ha falsificado todo lo que le ha rodeado", añadió. Durante el encuentro, Franco hizo constante bandera de su lúdica concepción del oficio: "Mi objetivo siempre ha sido entretener al máximo número de gente, divertir al prójimo. No sé si ése es el fundamento del cine, pero, por lo menos, sí lo es de mi cine. Soy un director ligero: un músico de jazz que, en vez de tocar el trombón, hace películas".

Cuando se le preguntó si, antes del anuncio de este Goya de honor, se había sentido bien tratado por la Academia, el cineasta hizo gala de su gran rapidez de reflejos: "No me he sentido bien tratado, pero es que yo no soy importante. ¿Por qué me iban a tratar bien? Me han tratado normal, de nivel medio. Cuando tenga que recoger el premio lo agradeceré sin mala leche, de todo corazón". Ni los honores de la Cinemateca Francesa, ni este Goya de honor alterarán demasiado la vida de alguien que no puede vivir sin rodar: su último trabajo, La cripta de las mujeres malditas, que tuvo su puesta de largo en París, propone la abolición del relato a lo largo de 150 minutos en los que son las propias actrices quienes construyen y graban la película ante los ojos del espectador, sin visible interferencia del propio Franco. "Después de un disgusto que me dio un productor del Opus Dei, Berlanga me dijo que para hacer cine sólo hacían falta dos cosas: una cámara y libertad. Y ésa es la verdad: que te dejen en paz y te dejen hacer", remató Franco resumiendo su poética.

El cineasta Jesús Franco.
El cineasta Jesús Franco.CLAUDIO ÁLVAREZ
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_