Diez golpes contra la dirección de ETA en sólo cuatro años
La eficacia policial no deja tiempo a los terroristas para reorganizarse
Si la debilidad de una organización terrorista pudiera medirse en relación al tiempo que pasa entre la desarticulación de cada una de sus cúpulas, ETA estaría hoy en las últimas.
El golpe policial de ayer en Francia, que permitió la detención del equipo en el que se apoyaba Garikoitz Aspiazu, Txeroki, es el décimo en apenas cuatro años que las Fuerzas de Seguridad asestan contra la dirección terrorista. Desde la detención de Mikel Antza en octubre de 2004 hasta ayer mismo han caído una decena de jefes de los aparatos político, militar y logístico de la banda.
A medida que la policía ha detenido a los principales dirigentes de ETA, su escalada asesina se ha reducido considerablemente. En la historia criminal de la banda (824 asesinatos en 40 años de existencia), antes de 1992 había matado a 680 personas. El 29 de marzo de ese año se produce la primera gran operación policial de la democracia que deja fuera de juego a José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, Francisco Múgica Garmendia, Pakito, y José María Aguirre Erostarbe, Fiti, jefes de los aparatos logístico, militar y político de ETA, descubiertos en un chalé de Bidart (Francia).
Desde la detención de Antza (2004) han caído una decena de jefes etarras
La banda sólo se fía ya de un pequeño grupo de incondicionales
Hasta 1999 no se producen nuevos golpes a la cúpula etarra con la detención de Javier Arizcuren Ruiz, Kantauri (marzo de 1999); Ignacio Arregui, Iñaki de Renteria (septiembre de 2000), Francisco Javier García Gaztelu, Txapote (septiembre de 2001), y Vicente Goikoetxea, Willy (octubre de 2001).
Estas detenciones se producen tras el fracaso de la negociación con ETA que intentó el Gobierno de José María Aznar entre 1998 y 1999.
Con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que tomó posesión en mayo de 2004, el primer éxito contra ETA llegó a los cinco meses con la detención del jefe máximo, Mikel Albizu Iriarte, Mikel Antza, en compañía de Soledad Iparragirre, Anboto. En medio del primer mandato de Zapatero, ETA anunció que dejaba las armas y el Gobierno socialista abrió una negociación de varios meses truncada por el atentado terrorista en la nueva terminal del aeropuerto de Barajas (T-4), que causó dos muertos.
A partir de ese momento se han sucedido las operaciones conjuntas de las fuerzas antiterroristas de España y Francia para encarcelar a los principales dirigentes de ETA.
Esos golpes han descompuesto a la banda. El informe de Inteligencia sobre la situación de ETA que elaboraron los servicios antiterroristas españoles, antes de la detención en Francia del número uno, Javier López Peña, Thierry (el 20 de mayo de 2008), profundizaba en sus debilidades:
- Chicos para todo al frente de ETA. "Tradicionalmente, ETA ha basado la seguridad de sus aparatos, de sus comandos y de sus activistas en una fuerte compartimentación de los cometidos y de las personas encargadas de realizarlos. Estaban perfectamente delimitadas áreas como la captación, acogida, logística de material y de activistas. Sin embargo, a la vista de las operaciones de San Jean Pied de Port, Cahors y Mondragón, podemos asegurar que eso ha cambiado. ETA sólo se fía de un pequeño grupo de incondicionales a los que ha convertido en chicos para todo. De ahí que las repercusiones de cada una de las operaciones contra los miembros de ETA deban ser convenientemente multiplicadas porque afectan a varios aparatos a la vez y, siempre, a sus núcleos esenciales".
- Escasa protección de sus terroristas de base. "Existe la impresión de que las necesidades de extremar las medidas de seguridad por parte de los dirigentes de la banda les ha llevado a descuidar la atención de su gente. Así, observamos hechos sorprendentes como el acaecido tras el atentado de Capbreton, en el que el dirigente de la banda abandona a su suerte a dos liberados (a sueldo) sin medios ni infraestructura en Francia, que se ven obligados a deambular por medio país hasta ser detenidos en Chateauneuf de Randon".
- Pistolas contra críticas. "El aparato militar de ETA tiene un serio problema. De tratarse de una empresa privada, hace tiempo que los accionistas habrían pedido el cese del consejo de administración, pero la excusa de la seguridad y la amenaza de las pistolas impiden que en el interior de la banda terrorista pueda siquiera insinuarse el más mínimo comentario crítico hacia la actual dirección".
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