El mundo en la pared del hospital

Si mira a su derecha, Sebastián ve una cartulina enorme donde se lee, cuidadosamente dibujado con rotuladores de todos los colores, "¡Esperamos que vuelvas pronto!". Alrededor, los nombres de todos sus compañeros de clase. Si mira al frente, se encuentra con unos chimpancés bailones, casi descoyuntados al ritmo del tambor que toca un rechoncho elefante azul. "Mira la máscara, están en África", explica sentado en la cama de su habitación, en la planta undécima del hospital Ramón y Cajal. A sus 13 años, puede que Sebastián empiece a ser demasiado mayor para los dibujos de la tele, pero no para éstos. "Le encantan", confirma su madre, Claudia, ante su timidez. "Y le ayudan, como a los otros niños, a estar de mejor humor", añade.

El Ramón y Cajal ha dejado de ser un hospital blanco. Al menos, en las plantas de pediatría. El mes y medio que han pasado en Madrid seis artistas de la Fundación Anouk -una entidad sin ánimo de lucro suiza- ha bastado para llenar de color los pasillos, las habitaciones y hasta las salas de exploración. Aquí, con los pacientes tendidos sobre la camilla, es en el techo donde hay que buscar los dibujos.

"Elegimos los temas hablando con el personal del hospital", explica Vanessa Friang, jefa del equipo de pintores. Cada vez llegan más niños de otros países al Ramón y Cajal -más de un 15% de los pacientes son extranjeros-, así que el tema apareció casi sin pensarlo: un viaje por todo el mundo. Un estilizado dragón rosa en China, un chimpancé mariachi en México, un dromedario con gafas de sol en Marruecos...

Los artistas, cinco franceses y uno serbio, han trabajado con el hospital en marcha. Conviviendo con los pacientes y sus familias, los médicos, las enfermeras... El buen rollo era evidente el último día de pintura, el viernes pasado. Como regalo de despedida, habían dibujado una idílica escena playera en la sala de descanso de las enfermeras. "Es muy relajante. Y pensar que antes poníamos cualquier póster...", decía una de ellas.

La Fundación Anouk trabaja con varios equipos itinerantes de artistas. Uno está ahora en un hospital de Turín. En lo que va de año han llevado sus originales personajes a Zúrich, París, Pontevedra y a neonatología del hospital de La Paz, con financiación de la Fundación Reina Sofía. Pintar el Ramón y Cajal ha sido posible gracias al patrocinio de una familia colombiana.