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Reportaje:Fórmula 1

Una retirada anunciada por carta

El adiós de Honda avala la nota que Mosley remitió a los equipos para que redujeran costes

Oriol Puigdemont

Nadie mejor que Bernie Ecclestone, patrón de la fórmula 1, y Max Mosley, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), para identificar los males que ponen en peligro la salud del circo que manejan a su aire desde hace años y al que ayer, con el anuncio de la retirada de Honda, le entró el tembleque. Una carta mandada precisamente por el presidente de la FIA a los equipos, hace más de un mes y medio, les alertaba de forma premonitoria de lo que podía llegar a ocurrir si no recortan los ingentes gastos que asumen una temporada tras otra desde hace ya varios años.

"La FIA cree que los costes de la F-1 son insostenibles", arrancaba el documento. Y continuaba: "Incluso antes de los actuales problemas financieros mundiales, los equipos gastaban más dinero del que ingresaban, y como resultado, las escuderías independientes son ahora dependientes de la beneficencia de individuos ricos, mientras que los fabricantes dependen de las limosnas de sus compañías matrices". Y, tras la introducción, llegaba la amenaza: "Todo esto podría derivar en una reducción en el número de competidores, que se añadirían a las dos plazas que ya tenemos vacantes y que dejarían la parrilla a un nivel inaceptable". La marcha de Honda, el segundo mayor fabricante japonés por detrás de Toyota, constata que ya es tarde para salvar el Mundial tal y como se venía disputando hasta ahora, pero puede que, tal vez, lleve a una reflexión general que frene la escalada en los presupuestos. Aprovechando el anuncio de la retirada de Honda, Mosley soltó un bocinazo a los equipos, les acusó de "estar jugando" en las reuniones, y les instó a que se pusieran las pilas seriamente para poder sobrevivir. "Si [las escuderías] no se dan cuenta de lo que está pasando, hay que abandonar toda esperanza depositada en ellos. Si ellos estuvieron al mando de la F-1, los iríamos perdiendo uno tras otro", advirtió el británico en la BBC.

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Pocas horas después de esta recriminación televisiva, la FIA suavizó el discurso mediante un comunicado en el que se comprometía a implicarse al máximo para evitar cualquier otra salida como la de Honda. "Como responsables de este deporte, la FIA se ha comprometido a trabajar con el titular de los derechos comerciales y el resto de miembros de la FOTA para asegurar que la F-1 se convierte en económicamente sostenible", decía la nota.

El incremento de los presupuestos de los competidores de la F-1 ha sido tremendo desde 2000. Los ejemplos más flagrantes son los de BMW y Renault. En ocho años, el fabricante alemán ha pasado de invertir 52 millones de euros, a 302; mientras que la subida de la escudería gala va de los 67 millones a los 222. McLaren ha pasado de gastar 165 millones a 298; Honda, de 140 millones a 318; y Ferrari, de 175 a 269.

Desde los órganos que legislan y mueven la F-1 -Mosley (FIA), Ecclestone (FOM) y la asociación de equipos (FOTA)- se proponen una serie de medidas que permitan convertir el certamen automovilístico más vanguardista que existe en algo menos desproporcionado. Mosley incluso ha llegado a proponer que se marque un límite en el presupuesto de los equipos, que podría rondar los 120 millones de euros por año. Ocurre que vincular el concepto de austeridad a los de desarrollo e investigación, que son los que definen a un tinglado que este año ha movido 2.493 millones de euros, puede parecer un contrasentido. Pero, de cualquier forma, diferentes compañías ya están desarrollando componentes que hagan posible el frenazo a la subida de gastos. Reducida por decreto la incidencia del factor aerodinámico con vistas al próximo año, el elemento que centra todas las miradas es el motor. En este sentido, la idea de Mosley es que todos los monoplazas corran con el mismo a partir de 2010, una medida que, lógicamente, congelaría la evolución de los propulsores.

"Si se aprueba el motor único, puede que me retire", amenazó Fernando Alonso. El fabricante de motores Cosworth ya presentó el viernes su propuesta, que costará alrededor de ocho millones de euros por temporada. Es probable que, a esta opción, se vayan añadiendo alternativas de otras marcas. Mosley, por su parte, quiere meter prisa a los equipos que puedan estar interesados en adquirir un motor Cosworth, pero dejando claro que quienes no quieran usar este modelo estándar, "tendrán el derecho de construir el suyo propio".

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