Desalojadas 250 personas en un bloque de tres fincas de Valencia

Maletas, bolsas y caras de preocupación. Los alrededor de 250 vecinos de dos edificios de la avenida de Eduardo Boscá y de un tercero que hace esquina con la calle de Pintor Monleón en Valencia recibieron ayer por la tarde la orden de los bomberos y la Policía Local de recoger lo imprescindible y abandonar sus pisos. La inestabilidad en parte de los pilares del garaje y sótanos comunes a los tres inmuebles desató la alarma pasadas las dos de la tarde y durante unas horas, la acera se llenó de vecinos a la espera del dictamen de los bomberos. Las familias de las 60 viviendas y despachos de los números 24 y 26 de Eduardo Boscá pudieron regresar finalmente a sus casas pasadas las 18.30. Menos suerte tuvieron los inquilinos de los 27 pisos del número 2 de Pintor Monleón, que no tienen aún fecha de retorno.

La alerta saltó precisamente en ese último edificio. El garaje, el portal y otras zonas están apuntaladas desde hace meses. La empresa Dameri, contratada por la comunidad de propietarios, había comenzado a trabajar en el aparcamiento para reforzar la estructura y al verificar ayer el mal estado de una parte de los pilares y el peligro de derrumbe avisó al arquitecto y a los bomberos, que ordenaron el desalojo. Según fuentes municipales, las piezas de hormigón de los pilares no están ensambladas, sino montadas una sobre otra. El edificio, de ocho plantas y construido, como los otros dos afectados, por la misma empresa hace unos 60 años, no aguanta más en ese estado. "Hace dos años que tenían que restaurarlo y ahora de repente dicen que está seriamente dañado", se quejó Eddy Dor, de 37 años. Anoche durmió en casa de una hermana.

Los dos inmuebles de Eduardo Boscá también tienen licencia de obras y están a punto de contratar a una empresa, según explicó Silvia Teruel, presidenta de la comunidad del número 26. Aunque los primeros problemas de solidez surgieron en 1992, fue hace un año cuando los vecinos advirtieron su importancia durante las obras en uno de la veintena de bajos comerciales de los edificios. "Desde entonces estamos en ello, con informes técnicos y catas para la rehabilitación. El problema es de estabilidad del hormigón, de errores constructivos y de continuidad de los pilares", añadió. Los portales están apuntalados, aunque algún vecino nervioso discutió ayer que sirviera para algo.

"Este desalojo era previsible porque el problema viene de lejos. A mí no me ha sorprendido", aseguró José María Ronda, presidente del número 24. Un grupo de afectados, sin embargo, discute el alto coste de la rehabilitación y los informes técnicos. Su abogado, Juan Soler, denunció que con el aviso a los bomberos se había buscado "dar una sensación de alarma". "No hay una patología estructural", afirmó.

Los bomberos despejaron las dudas pasadas las 18.30. Los daños estructurales son importantes, y aunque no hay peligro de ruina inminente en el caso de los edificios de Eduardo Boscá y los vecinos pueden quedarse, "hay que apuntalar urgentemente el garaje y los bajos comerciales". "Lo de estos pilares es increíble, ¡son de premio Pulitzer!", aseguró un trabajador relacionado con el apuntalamiento.

Mientras el concejal de Seguridad, Miguel Domínguez, se marchaba tras estar pendiente del dispositivo y confirmarse la vuelta a casa de la mayoría y el desalojo definitivo de Pintor Monleón, ya llegaban los primeros camiones con material para apuntalar los inmuebles.

[Por otra parte, 15 chalés del Racó de L'Oix de Benidorm fueron desalojados preventivamente a las 20.00 de ayer tras producirse un escape de gas propano, aunque ningún vecino resultó intoxicado, informó Sergi Castillo.]