La doble fila impone el recorrido de los autobuses

La imagen de cientos de coches tomando el barrio de La Latina cada fin de semana no es excepcional. Circulan por el triángulo que forman la Carrera de San Francisco, con la de Gran Vía de San Francisco y la calle de Toledo en busca de un aparcamiento. Y si no lo hay, el coche se queda en doble fila, para que su conductor salga disparado al Rastro, a por el periódico, a tapear o lo que sea. La cuestión es librarse de las cuatro ruedas. ¿Y qué pasa luego? Nada. El coche se queda mal aparcado y los autobuses municipales, atrapados. Como la grúa, o los agentes de Movilidad, tardan siglos en aparecer, y a veces no llegan, la Empresa Municipal de Transportes (EMT) soluciona el problema cambiando la ruta. No es el único barrio en el que ocurre.

IU ha denunciado este fin de semana el caso de los autobuses que circulan por el barrio de La Latina, como la línea 60, que cubre el trayecto de Orcasitas a la plaza de la Cebada. Ahora, en lugar de subir por la carrera de San Jerónimo, los conductores toman la calle de Toledo. "Es habitual ver a los ciudadanos que se bajan enfadados porque el autobús no puede continuar. Es un problema tradicional. Lo que no es tan tradicional es que la EMT opte por cambiar la ruta, en lugar de llamar a la policía", se queja el concejal de IU, Ángel Lara. "Es indignante y bochornoso que el alcalde de Madrid presuma sin sonrojo de potenciar el transporte público en lugar de retirar los coches, como es su obligación".

Circulación complicada

Lara elevará esta denuncia al Consejo de Administración de la EMT para conocer los motivos de la alteración del servicio. La Concejalía de Movilidad remitió a hoy la explicación oficial de por qué no se retiran los vehículos en doble fila en esta zona de Madrid. "Oficialmente el servicio no está desviado. A veces, a causa del incivismo de los ciudadanos, que dejan mal aparcados sus coches, nos vemos obligados a cambiar la ruta", explicó un portavoz de la EMT. Éste reconoció que en la línea 60 la circulación es muy complicada los viernes y los sábados por la noche, porque es una zona de bares y restaurantes, y los domingos por la mañana, por el Rastro. "Con la línea búho, la N5, en ocasiones pasa lo mismo", explicó el portavoz municipal.

Tampoco es raro ver los autobuses de la línea 17 o de la línea 31, con ruta también en La Latina, parados en la calle de Concepción Jerónima, porque hay automóviles a ambos lados de la vía.

"Nuestras líneas están sujetas a los problemas de una gran ciudad, que no son sólo la doble fila, ya sea un camión en carga y descarga u obras. Eso nos obliga puntualmente a hacer desviaciones en las rutas", justifica el portavoz. Y añade que para poder detectar y solventar dichos problemas cuentan con un sistema de información para el conductor del autobús y para los usuarios.

La doble fila en la capital es muy habitual, y no sólo en el centro. Las calles adyacentes a los estadios Vicente Calderón y Santiago Bernabéu están impracticables cuando hay partido. Hasta el punto de que llegan a bloquear la salida del parque de bomberos de Puerta de Toledo.